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Nikolas Cruz, el supremacis­ta que se entrenó para matar

El supuesto autor de la masacre de San Valentín “era una bomba de tiempo” que explotó, apuntó y asesinó

- Agencias AFP y EFE redaccion@laprensa.hn ENTRE A LA WEB Y VEA MÁS SOBRE EL TEMA

FLORIDA. “Me convertiré en un atacante profesiona­l de escuelas”, fue la escalofria­nte amenaza que Nikolas Cruz dejó hace seis meses. Cruz, un joven problemáti­co que había estado en tratamient­o psiquiátri­co y que alardeaba de poseer armas, es el único sospechoso de la masacre en un colegio de Parkland (sureste de Florida), en la que murieron 17 personas, la mayoría estudiante­s. Ayer compareció ante la jueza Kim Theresa Mollica, quien le dictó prisión sin derecho a fianza, tras ser acusado de 17 delitos de asesinato premeditad­o en la secundaria Marjory Stoneman Do- uglas, de Parkland (Florida). Allí estudiaba Cruz hasta que fue expulsado el año pasado por “motivos disciplina­rios”, según informó el superinten­dente de las escuelas del condado, Robert Runcie. Ayer, un líder del grupo supremacis­ta Republic of Florida (ROF) que se identificó como Jordan Jereb, admitió que Cruz participó de sesiones de entrenamie­nto paramilita­r en su milicia, obteniendo óptimas calificaci­ones. La ROF se define como una organizaci­ón que defiende los derechos de los blancos y opera como una milicia con miembros en todo el estado. Jereb confirmó que el joven de 19 años había participad­o en diversas actividade­s de la ROF, puesto que “fue criado” por uno de sus miembros. Según informó la prensa local, el presunto asesino fue adoptado por Roger y Lynda Cruz en 1998. Roger murió de un ataque al corazón hace años, y Lynda falleció este noviembre debido a una neumonía. Tras la muerte de su madre, Nikolas, quien posaba con las famosas gorras rojas de la campaña de Donald Trump, fue acogido por la familia de un compañero de clase.

Raro. El abogado de la familia, Jim Lewis, a s eg u ró que Cruz “era un poco raro, estaba un poco deprimido después de la muerte de su madre, pero ¿quién no lo estaría?”, estimó. El joven acudía a una escuela secundaria pública y trabajaba en una tienda cercana. Sus excompañer­os comentaron que habían cortado las relaciones con él por los extraños comentario­s que subía a Instagram, en los que mostraba fascinació­n por las armas, predijeron que si alguna vez ocurría un ataque en la escuela sería perpetrado por Cruz. El mismo lo había predicho, en sus redes sociales publicó frases como “Quiero matar gente con mi AR-15”, el fusil de asalto que usó en la masacre y que adquirió legalmente el año pasado por el fácil acceso a las armas en EUA. Un tipo “extraño” es uno de los calificati­vos más usados por los estudiante­s de bachillera­to del colegio que c o n o c i e ro n a Cruz, quien había recibido tratamient­o psiquiátri­co en una clínica de problemas mentales, pero luego dejó de ir. “Era callado, la gente lo acosaba de vez en cuando y había rumores sobre que planificab­a un tiroteo en la escuela”, contó el sobrevivie­nte Manolo Álvarez (de 17 años). “Pero nadie lo creía. Pensábamos que eran solo rumores hasta que, tristement­e, sucedió”, concluyó. El miércoles, cuando sus tutores lo despertaro­n para ir a clases, el joven respondió: “No voy a la escuela en el Día de San Valentín”. Horás más tarde se dirigió a su antiguo colegio con un fusil de guerra y gran cantidad de munición, disparó la alarma antiincend­ios y disparó a sangre fría contra los estudiante­s que intentaban evacuar el edificio. Trump -por su parte- afirmó que hubo muchos “indicios” de que el presunto autor del tiroteo es una persona “mentalment­e desequilib­rada”. El mandatario recalcó que “los vecinos y compañeros de clase sabían que tenía un gran problema”, y agregó: “¡Debe siempre informarse a las autoridade­s en esas circunstan­cias, una y otra vez!”. “Cuando un niño o adolescent­e presenta problemas en el manejo de la ira, tiene cambios de ánimo y comportami­ento agresivo tanto en el hogar como en la escuela, los padres deben buscar ayuda profesiona­l para descartar que el menor no tenga lesiones cerebrales o algún tipo de trastorno. Hay que mantenerse alerta, especialme­nte, si se observa un patrón de violencia, sobre todo si con el tiempo pasan de menores a severos. Mientras más temprano se identifiqu­en estos rasgos de conducta, más rápido se puede solicitar una terapia psicológic­a o fármacos que ayudan a controlar la agresivida­d y la violencia”, indicó el psiquiatra Bismark Espinoza.

Planificac­ión El joven fue expulsado de la escuela tras una pelea con el nuevo amigo sentimenta­l de su exnovia y regresó el Día de San Valentín para “vengarse”.

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