¿El éxito de la reunión?
Todos en la vida hemos sido parte de reuniones, muchas de origen familiar, laboral, personal, y casi siempre en las reuniones cuando existe un conflicto no existe la misma motivación o pasión para que esta se desarrolle; pero lo cierto es que una reunión no sustituye el progreso. Muchas reuniones que se organizan se pueden tener minutas, pero estas desperdician horas y siempre el resultado de una reunión es tener otra. La inteligencia no sustituye la información, el entusiasmo no sustituye la capacidad y la disposición no sustituye la experiencia. La importancia de hacer una reunión antes de una formal es que las personas tienden a rechazar a los que desconocen, por ello es importante no dar información que pueda sorprender, sobre todo a líderes más influyentes, pues ellos pueden reaccionar de manera negativa. Se debe tener perspectiva correcta, para ello fundamental es no tener atajos, sino permitir que la influencia sea dada para ganar la interacción y desarrollar la confianza. El Señor Jesús nos dio una cátedra de tener reuniones efectivas y procesos integrales. “Después subió al monte y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios”. Marcos 3:13-15. Lo cierto es que nuestro nivel de liderazgo siempre nos llevará a demandas en nuestro diario vivir, salir de nuestra zona de comodidad y aprender a vivir muriendo a nuestro ego, deseo y propia voluntad para dejar que Dios pueda marcar la diferencia; esto demanda un nuevo nivel de cambio. Si servimos a Dios es porque caminamos con Dios, por tanto en toda reunión es fundamental establecer puntos informativos, puntos de estudio y puntos de acción: “planificar bien siempre cuesta menos que reaccionar bien”, Wayne Schmidt.