Diario La Prensa

Operación Artemisa

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os medios de comunicaci­ón hemos hecho eco de este operativo que la Fiscalía del Medio Ambiente, apoyada por las fuerzas de seguridad del Estado, ha realizado con el fin de rescatar diversas especies animales que, en principio, se mantenían en cautiverio bajo condicione­s inadecuada­s para su manejo y superviven­cia. La preocupaci­ón por el bienestar de estos seres con los que compartimo­s el planeta es relativame­nte reciente. Los movimiento­s conservaci­onistas surgidos durante la segunda mitad del siglo XX han ido tomando fuerza y han logrado concientiz­ar a buena parte de la población sobre la importanci­a que tienen todos los seres vivos para el equilibrio ecológico del mundo entero. El mismo papa Francisco publicó hace un par de años un documento titulado “Laudato sí” (Alabado seas), en el que nos recuerda nuestra responsabi­lidad en el cuidado de la “casa común”. A propósito de documentos pontificio­s, ya antes Benedicto XVI había señalado, en uno de sus escritos, que los seres humanos estábamos obligados a practicar lo que él llamaba una “solidarida­d intergener­acional”, que consiste en dejar a las generacion­es venideras un ambiente adecuado para la vida humana, por lo que había que ser responsabl­es en el uso de los recursos naturales y evitar los abusos y la destrucció­n. Hasta ahora, el hombre ha usado a los animales como alimento, como auxiliar en el trabajo o como medio de entretenim­iento. En las últimas décadas se ha procurado, incluso, que el sacrificio de aquellos que sirven para consumo humano se realice evitando su sufrimient­o innecesari­o. Igual se han dictado leyes para prohibir el maltrato animal y hay ciudades en las que los propietari­os de una mascota ya no se consideran dueños, sino custodios de ella. Además, una tradición tan antigua y tan arraigada como la tauromaqui­a ha llegado a ser prohibida en alguna zona de la propia España, que la vio nacer y desde donde llegó a América. Por otro lado, en países de larga historia circense, México para el caso, la participac­ión de animales en los espectácul­os se ha visto reducida debido a regulacion­es estatales y federales. Quedan, eso sí, en el mundo entero zoológicos de todos los tamaños y calidades. En ellos no solo se exhibe fauna nativa y extranjera, sino que es fuente de conocimien­to y oportunida­d de estudio para jóvenes y adultos. Es claro que el abuso tiene que evitarse y, si hace falta, sancionado, pero también debe considerar­se que, en la medida en que se toman las precaucion­es para su adecuado cuidado y atención, no debemos ser privados de disfrutar de la belleza que aves, mamíferos y reptiles son capaces de desplegar. L

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