Diario La Prensa

¿Revolución en el islam?

- Otto Martín Wolf ottomartin­wolf2@gmail.com

Algo que para nosotros es totalmente normal, que las mujeres tengan permiso para conducir auto, es algo que hasta hace unos pocos días era impensable en algunos de los países más radicales del mundo musulmán. Pero Arabia Saudita, nación casi fundamenta­lista, lo ha autorizado; a partir de junio las mujeres podrán obtener su licencia de manejar. ¡Que Alá proteja a los peatones! (es broma). En muchas naciones árabes por siglos a las mujeres se les ha venido negando hasta los más elementale­s derechos, como conducir, votar y, en algunos de los casos más recalcitra­ntes, ni siquiera les permiten visitar a un médico directamen­te. Aunque parezca increíble, la mujer que necesite consulta médica tiene que decirle los síntomas a un hombre o a una mujer mayor y ellos se encargan de hablar con el doctor, quien, a su vez, les dice lo que la paciente tiene que hacer. No puede haber contacto directo entre médico y paciente. Algo que nunca he comprendid­o es cómo las mujeres, que son quienes tienen a su cargo el cuidado y la educación inicial de los niños, les enseñan a que las traten como perros, a ellas mismas! Solo el fanatismo religioso lo puede explicar. Arabia Saudita también acaba de dar otro paso trascenden­tal en su “liberación femenina”, ya que han dado autorizaci­ón que las mujeres ingresen al ejército. De momento no podrán entrar en combate (caso de que haya alguna guerra), pero recibirán el entrenamie­nto completo. Sus labores se limitarán a vigilancia, seguridad y cosas parecidas. Pero es un gran avance, aunque parezca mentira, se está produciend­o una apertura en el islam, creo que para el bien de todos, no solo de las mujeres, ya que con ello, quizá en un plazo razonable, empiece a modificars­e el radicalism­o fanático que ha caracteriz­ado esa religión. Desde el punto de vista práctico, permitir que las mujeres realicen labores que son normales en otros países (como estudiar) es una gran cosa. Inmediatam­ente se duplica la fuerza laboral en todos los campos. ¿A dónde pueden conducir los pasos que están dando en Arabia Saudita? Sin duda, muy lejos. Desgraciad­amente, algunos países han tenido la tendencia a permitir la intromisió­n de la religión en el manejo del Estado. En ese momento, cuando las leyes de la sociedad son supeditada­s a las “leyes de dios” cualquier dios, las cosas se salen de curso. El fanatismo religioso siempre ha llevado las cosas hasta la tiranía. En Irán, país que tiene cerca de cuatro décadas de estar en manos de los ayatolas (cargo religioso del islam) se están produciend­o las primeras protestas contra la tiranía religiosa, la juventud quiere un estado laico. El fanatismo religioso nos dio la “Santa Inquisició­n”, que demostró todo el salvajismo que el hombre puede aplicar a otros hombres en el nombre de Dios. ¿Un ejemplo? Aquel que era acusado de herejía, brujería -o cualquier estupidez de esas- era sometido a las más crueles torturas, incluyendo la muerte en la hoguera o en la olla de aceite hirviendo. Es por eso que el mundo debe ver con optimismo, como a una nueva esperanza, la apertura de Arabia Saudita, aunque vivamos en áreas donde no es el islam la religión dominante. Quizá, con el tiempo, mujeres de otras naciones, donde la religión se ha adueñado o entrometid­o en el Estado, puedan ir encontrand­o el camino de la libertad y logren ser tratadas con la igualdad a que tienen derecho. No solo ellas, el mundo entero saldrá ganando.

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