Diario La Prensa

Jesucristo

- Sergio Banegas ABOGADOBAN­EGAS@YAHOO.COM

No hay atisbo de duda que el personaje más importante y trascenden­tal de la historia universal fue un rey sublime y magnánimo que siendo Dios decidió hacerse carne, el creador de todo cuanto existe se despojó de la eternidad para ponerse al nivel de lo creado. Su nacimiento fue extraordin­ario y milagroso en todas sus facetas: anunciado siglos antes rompió matriz como el primogénit­o de una chica virgen, siendo rey no tuvo espacio en el centro hospitalar­io, una estrella le acompañó en su venida al mundo, en lugar de hacerlo en cuna de oro se amamantó en un pesebre tejido por manos callosas de alguna humilde mujer de tierras semitas. Luego, su vida fue una ventana al mismo cielo dejando ver lo natural que es lo sobrenatur­al: caminó sobre las aguas, le ordenó callar al viento, resucitó muertos, cambió el agua en vino poniendo de cabeza a los elementos químicos, abrió oídos y ojos, dio de comer a una multitud a partir de solo algunos panes y peces. Solo eso sería suficiente para maravillar­nos y rendirnos ante tal majestad, pero este Jesucristo dio la milla extra rompiendo los límites de toda lógica y razonamien­to humano cuando de por sí tomó la decisión de dar su propia vida para ser inmolado en lugar nuestro. La sentencia para nosotros era muerte eterna, condenados y destituido­s para siempre de la gloria divina, apartados y proscritos sin oportunida­d alguna de regresar al Edén, sin esperanza y atados de pies y manos con los cepos maloliente­s del pecado. Pero este rey que no vino a ser servido, sino a dar su vida, se resistió y revolucion­ó para siempre el ritmo de la historia humana poniéndose en nuestro lugar: el santo haciéndose pecador, el limpio recibiendo inmundicia, el sano cargando la enfermedad, la vida dándose a la muerte. Tres días después de su impactante sacrificio se levantó: ¡Jesucristo vive!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras