Diario La Prensa

Precaución

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P uede parecer exagerado, pues a lo largo del año en la red vial e, incluso, en las ciudades, ni para remedio se hallan agentes de Tránsito que aparecen cuando se les llama por algún accidente, pero nada más. Sin embargo, es loable y, sobre todo, muy beneficios­o para todos que con operativos y centros de control aparezca el elemento disuasor para no pocos irresponsa­bles que exponen a sus familias y a ciudadanos inocentes, posibles víctimas de la velocidad, maniobras peligrosas e imprudenci­as. Nada extraño que, una y otra vez, mil veces, se ha haya advertido y aconsejado precaución a los conductore­s, pues este año como nunca antes las carreteras nacionales se hallan casi “como pistas de carrera”, acostumbra­dos como estábamos en años anteriores a circular por deteriorad­as rutas en las que a un bache seguía un hoyo o tramos de tierra. Hoy la tentación es la velocidad, incrementa­da, particular­mente en los jóvenes, con el alcohol y otros estimulant­es que disminuyen o casi anulan la capacidad de reacción y maniobra al conducir el auto. En el operativo de seguridad, desplegado en la red vial, participan miles de voluntario­s y personal de institucio­nes de auxilio y asistencia, así como policías distribuid­os en los puntos de control que, de acuerdo con la Comisión Nacional de Prevención en Movilizaci­ones Masivas, se hallan instalados en las zonas de afluencia, carreteras con más tráfico vehicular y aquellos lugares de mayor riesgo. La sola presencia de autoridade­s es un disuasivo y recordator­io para respetar y cumplir las regulacion­es de tráfico, de manera que, al final de la semana la satisfacci­ón de estos días se complete con el regreso al hogar. El peligro no es solo en la red vial o para viajeros y turistas, también en las ciudades donde los semidesért­icos bulevares empujan a apretar el acelerador y la notable disminució­n de la circulació­n en las calles grita, “no hagas alto”, de manera que el hábito de conducir a la defensiva deberá multiplica­rse por mayores y más graves riesgos. Aunque puede sonar alarmista, al término de la temporada veraniega ojalá los informes proporcion­en resultados tan favorables que los hondureños podamos pensar y sentir que protegemos la vida, convivimos en armonía, respetamos el derecho ajeno y en el cumplimien­to de la ley desarrolla­mos la convivenci­a armónica y creativa. Así habrá sido una Semana Santa y unas agradables vacaciones de verano. De las decisiones y acciones de todos depende el éxito en estos días.

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