La hora de la ofensiva
Toda reforma genera, más temprano que tarde, una contr arre forma. De la misma manera, las ofensivas, tanto en la guerra como en la política, desembocan, conrelativa frecuencia, en la contra ofensiva de lapartecontraria. Peroenlapolítica las cosas no son tan simples, suelen ser infinita mente más complicadas queenlaguerra, aunque, como enseña el maestro K la usewitz, la guerra no es más que la continuación del apolítica por otros medios. Se me ocurren estas reflexiones enestosmomentos, cuando todos percibimos una especie de ofensiva de los grupo se individuos corruptos, asustado san tela nueva dinámica que ha venido cobran do en los últimos tiempos la lucha contra la corrupción en nuestro país. Aunque era de esperar, no deja de sorprender un tanto la virulencia de la reacción y la amplitud de recursos, instituciones y circuitos depoderoficial, queseinvolucran enlamisma. Es una verdadera contra ofensiva en toda la línea del frente, a nivel político-partidario, nivellegislativo, de los órganos de control, realosupuesto, del Estado, etc. En la medida que la Misión de apoyo de la O EA en la lucha contra la corrupción y la impunidad(Maccih) se fuera fortaleciendo, incrementando su recurso humano y su estructura institucional, al tiempo que estableciera una in ter locución válida, activa y dinámica, con los operador es de justicia locales, en esa misma medida iría creciendo el temor ante su actividad y la oposición a su existencia. LaMaccih fue el fruto de las protestas y marchas callejeras, alumbradas por el fuego purificador delasantorchas, quetuvieronlugar a partir de agosto del año 2015. Can- sa dos ya de tanta corrupción, hartos dela podredumbre y hastiados de la desintegración ética del Gobierno, los ciudadanos salieron alas calles para expresar su indignación y rechazo. ElGobierno, acorralado por la furia colectiva de la población, propuso una fórmula limitada ala Organización de Estados Americanos como salida para ganar tiempo y calmar los ánimos enardecidos de laciudadanía. PerolaOEAnocayó fácilmente en la trampa. Su negociador de entonces, el diplomático chilenoJohnBiehl, propuso diseñar un convenio apropiado para dar vida a una misión de apoyo de la O EA al Gobierno de Honduras en la lucha contra la corrupción y la impunidad prevalecientes. Lasnegociaciones, lleva das acabo en Washington en los meses de septiembre-octubre delaño2015, nofueronfáciles. Fue una pugna entre el Gobierno hondureño, que pretendía limitar al máximo las facultad es y funciones reales d el aMaccih,y la O E A que reclamaba mayores poderes y mejores espacios para el desempeño del nuevo organismo. Al final resultó un convenio cargado de la llamada“ambigüedad útil” y marcado por el concepto de la“colaboración activa ”. Una vez instalada laMaccihy potenciados al máximo los resquicios de posibilidad real para luchar contra la corrupción, el Gobierno comenzó a arrepentir se de haber aceptado una“solución” tan in cierta como peligrosa. Cuando los fiscal es internacionales, bajo la conducción de Juan Jimén ez Mayor, lograron sentar las bases de un sistema integral de anti corrupción( tribunales especiales, jueces y fiscal es certificados, unidades especiales de investigación, etc .), el sistema corrupto de Honduras y sus principales protagonistas, los operadores políticos, comprendieron que las cosas se les estaban yendo de las manos y su impunidad empezaba a correr serios peligros. El caso de Guatemala los llenaba de pánico y los acontecimientos en el entorno regional los empezaron a preocupar en serio. De igual manera, las agresiva s declaraciones del presidente DonaldTrump también generaron más de un susto y sorpresa en los corrillos oficiales. Pero lago taque derramó el vaso fue la acusación contra un grupo de diputados protegidos del régimen, aquieneslaMaccih, juntoconel Ministerio Público, presentó requerimiento fiscal por el mal manejo de recursos públicos obtenidos de forma por demás sospechosa e irregular. Fue el momento en que los líderes políticos más identificados con las redes de corrupción pusieron el grito en el cielo y empezaron a pedir las cabezas de la Maccih. De inmediato, dos conocidos emisarios del régimen volaron a Washington para pedir a Luis Almagro, secretario general de la OEA, su inmediata intervención para frenar al Dr Jiménez y su equipo de trabajo. Almagro, solícito, envió la famosa carta en la que descalificaba el trabajo que venía realizando la Maccih. Y entonces fue cuando los corruptos locales sintieron que ya tenían el apoyo y la fuerza necesaria para iniciar su contraofensiva en defensa del sistema de impunidad y corrupción que prevalece en Honduras. Así comenzó esta embestida de la corrupción contra la Maccih y sus colaboradores más activos y valientes dentro del Ministerio Público. Es la hora de la contraofensiva.
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