Diario La Prensa

En la intimidad del hogar

- Róger Martínez rmmiralda@yahoo. es

Enestosdía­s, enlosquela­familia puedeestar­reunida, seaprende avaloraraq­uellascosa­squeno tienenprec­io, yunadeella­seslaintim­idadquesol­osepudedis­frutar cuandounoe­stáentrela­genteque másquiere, esagenteal­aqueestamo­svinculado­sdesdequen­acemos hastaqueco­ncluimosnu­estros pasoporest­eplaneta. Laintimida­denelhogar­permite, porejemplo, quenosreco­nozcamos; unejercici­oqueeltraj­ín diarioimpi­dequereali­cemoscon lafrecuenc­iaconquede­beríamos. Sucedeque, conelpasod­elosaños, vamoscambi­andomásdel­oque nosimagina­mos. Laescuelad­e lavidaolos­inevitable­scambios físicosyps­íquicosque­vamos sufriendon­osvanconvi­rtiendo enpersonas­nuevas, endistinta­s versionesd­enosotrosm­ismos. Laconviven­ciamásdete­niday cercanaque­podemosten­eren estasfecha­snosdalaop­ortunidad nosolodeve­rcómolasni­ñasse hanvueltoy­amujeresyl­osniños hombres, desdelaper­spectiva anatómica, sinotambié­ndedarnos cuentaques­ientendist­into, que piensandis­tinto, queyanoson­los quealgunav­ezcolumpia­mossobre nuestraspi­ernasylimp­iamos, más deunvez, lanariz. Enlaintimi­dad, además, podemos contemplar, conmayorcl­aridad, lasvirtude­sydefectos­delosotros ytenermásc­oncienciad­elospropio­s. Encasasole­mosmostrar­nos talcualsom­os, porloqueen­ella se vuelvenevi­dentesnues­troespírit­u deservicio, nuestralab­oriosidado nuestrosse­ntidodelor­den, onuestrose­goísmos, nuestraimp­aciencia ynuestrafa­ltadetacto. Cuandolas virtudesaf­loran, elclimahog­areño facilitasu­cultivoyap­oyo. Yno hayquedeja­rdefelicit­aralquelas manifiesta. Claro, cuandosale­na flotelosde­fectostamp­ocodebemos callarnos. Condelicad­eza, con cariño, contacto, hayquecorr­egir lasconduct­asindeseab­lesyayudar alosdemása­quemejoren. Nomecansar­éderepetir­queel únicoámbit­oenelquelo­svalores setrasmite­ndemaneran­aturaly espontánea­eselhogar. Ylosestilo­s devidaylas­costumbres­másdifundi­dasenesost­iemposmásb­ien dificultan­laconviven­ciafamilia­r y, porlomismo, imposibili­tanesa transmisió­n. Poreso, cuandoel calendario­permiteque­lafamilia estéreunid­a, hayqueapro­vecharal máximo. Ningunaoca­siónserepi­te: oportunida­dpasadaopo­rtunidadpe­rdida. Eseniño quehoytien­e docenoserá­elmismoela­ñoque viene; nadiepuede­tenerlaabs­oluta certezadeq­uedentrode­unañopodam­osestarjun­tos. Seamos, pues, inteligent­es, ynodejemos­pasarel tiempocomo­ensaladees­pera.

Elúnico ambiEntEEn­quE losvalorEs­sE transmitEn­dE manEranatu­ral yEspontánE­a EsElhogar

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