Los diez mandamientos
Si en Honduras se cumplieran los diez mandamientos, que son los principios éticos y de culto que ocupan una parte fundamental en las religiones cristiana y judía y que aparecen en la Biblia, en los libros del Éxodo y Deuteronomio, se acabaría la corrupción de raíz. De los 8,300,000 habitantes, la mayoría pertenecen a la religión cristiana encabezados por los miembros de los tres poderes del Estado y funcionaros públicos en general. Si la ley principal fueran los diez mandamientos, las demás leyes fueran complementos, pues en estos mandamientos pétreos en contenido y forma, son leyes perfectas y divinas legisladas por un Ser Supremo de verdadera justicia. Pero cuando analizamos quienes legislan las leyes vemos que son seres humanos pecadores e injustos y como requisito pertenecer a algún partido político tradicional y de intereses particulares. En Honduras sobran las leyes de todo tipo, en su mayoría de casos buscan intereses particulares y el principal problema es que no se ejecutan imparcialmente. Es tanto el caos endémico petrificado que tienen que solicitar apoyo a organizaciones internacionales para que al menos señalen la corrupción. Basta de estar inventando y derogando tantas leyes que al final ni las cumplen y los mismos legisladores terminan torciéndolas cuando les conviene. Mejor, señores legisladores, traten de cumplir y hacer que se cumpla esta ley: Amarás a Dios sobre todas las cosas. No dirás el nombre de Dios en vano. Santificarás las fiestas. Honrarás a tu padre y a tu madre. No matarás. No cometerás actos impuros. No robarás. No darás falsos testimonios. No consentirás pensamientos ni deseos impuros. 10. No codiciarás los bienes ajenos. Estas son las verdaderas leyes pétreas y justas que se necesitan en un país llamado Honduras.