Plasman el fervor, la fe y convivencia en las alfombras de Barandillas
La 8 avenida, desde la 2 hasta la 7 calle, se volvió una verdadera fiesta
En un ambiente de solidaridad y convivencia religiosa, los vecinos del barrio Barandillas dieron color a la 8 avenida con las tradicionales alfombras de aserrín. Desde tempranas horas, una vez finalizado el viacrucis, familias completas, jóvenes, adultos y niños se reunieron en esa avenida desde la 2 y hasta la 7 calle. Las ventas de comida, nieves y helados se colocaron a la orilla de la calle. Con sus manos pintadas de aserrín de colores y con sus rostros felices, los feligreses confeccionaron alfombras con mensajes alusivos a la Semana Santa, a la protección del planeta y a la familia. Durante todo el día trabajan sin importar las altas temperaturas. Todos esperan el Viernes Santo como un tributo a Jesús y que el Santo Entierro pase sobre ellas. El origen de las alfombras en el barrio data desde hace 17 años, recuerdan los organizadores y el inicio se le atribuye a la familia de don Benjamín Padilla. Recuerdan que cuando el obispo era monseñor Jaime Brufau, la procesión del Santo Entierro tenía otra ruta y pasaba frente a la casa de Pa- dilla, quien elaboraba una alfombra para la ocasión. Cuando asumió monseñor Ángel Garachana se cambió la ruta y comenzaron a hacer las alfombras en la 8 avenida. Es uno de los tramos donde la procesión del Santo Entierro hace una parada y es ahí donde monseñor Garachana comparte con personas de la tercera edad y con discapacidades. Durante el día y más por la tarde y noche, centenares de personas llegaron a la avenida de las alfombras como es conocida para apreciar la obra que con esfuerzo, amor y dedicación realizaron los pobladores de Barandillas, Ruiz, Smith y otras comunidades de la diócesis. Otros aprovechan a tomar fotografías y selfies con las elaboraciones coloridas y con importantes mensajes. Para Mayra García, es una experiencia muy bonita observar la convivencia de las personas al trabajar con tanta dedicación. “Considero que las autoridades deben apoyarles y deberían convertirlo en un atractivo turístico durante la Semana Santa”, dice. Nosotros plasmamos nuestra fe en cada poquito de aserrín que colocamos. Es una manera de rendir un homenaje a Jesús que ofrendó su vida por nosotros, explicó Marta Méndez. Para el párroco Glenis Mejía, es una labor ejemplar la que realizan los miembros de esas comunidades. “Vemos cómo jóvenes, niños y adultos se involucran en este trabajo que es admirado por todos”, aseguró.