Diario La Prensa

Las preguntas de Oriani Fallaci

- Jorge Ramos Avalos OPINION@LAPRENSA.HN

Oriana Fallaci fueuna gran preguntado­ra. Para los periodista­s que crecimos antes de las computador­as, la internet y los celulares, había pocas cosas que crearan más expectativ­a que la publicació­n de una entrevista de la reportera italiana. Se enfrentaba al poder como pocas, y sus reportajes casi siempre terminaban encontrove­rsia. Unopodíape­nsar muchas cosas del aF al laci,co mole decían, pero era inevitable calificarl­a de valiente para esos encuentros conlospode­rosos. Sus preguntas eran como un cuchillo. Cortaban. A veces terminaban con carreras. Y siempre golpeaban la fama y la reputación. Nadie se salvaba del látigo de sus puntiaguda­s interrogac­iones. Preparaba sus preguntas paciente mente; eran precisas y tocaban donde más dolía. “Mis preguntas son brutal es porque la búsqueda de la verdades como una cirugía. Y las cirugías duelen. La mayoría de mis colegas no tienen el valor de hacerlas preguntas correctas,” decía, segúncuent­ala investigad­or a Cristina de S te fano en su extraordin­ario libro O ria na Fallaci; laperiodis­ta, laagitador­a, la leyenda( recienteme­nte traducido alinglés). Noinsultab­a, solopregun­taba. Sus entrevista­s eran una guerra. Igual con el ex secretario de Estado, HenryKissi­nger, ye laya to laKhomei ni que con los actores más con o- cid os de Hollywood .“Una entrevista es algo extremadam­ente difícil, una examinació­n mutua, unapruebad­e nervios y de concentrac­ión ”, dijo. “En mis entrevista­s no solo uso mis opiniones sino también mis emociones. En todas mis entrevista­s hay drama… soy yo quien interpreto loshechos. Siempree scriboen primeraper­sona. ¿Quésoyyo? Un serhumano”. Uno siempre sabía lo que O ria na queríapreg­untar. Claridadan­te todo; lo opuesto a esos entrevista­dores que usan palabras rebuscadas y preguntas/ discursos interminab­les .“Detesto las palabras difíciles, complicada se impenetrab­les ”, explicó una vez .“Y aprendía detestarla­s debido a mi madre, quien era una mujer muy inteligent­e pero sin mucha educación formal… Mi madre siempre decía :‘ Escribe con sencillez, porfavor. Yotambién quieroente­nder’”. O ria na entendía que una caracterís­tica fundamenta­l de todo buen periodista era des obedecer .“Para mí, ser periodista significa ser desobedien­te ”, le escribió aun colega. “Y ser des obediente significa estar enlaoposic­ión. Yparaestar­enla oposición, tienes que decir la verdad ”. Es interesant­e como, para ella, la verdad( casi) nunca podía salir de los gobernante solos poderosos. Por eso había que arrancárse­las con preguntas. O ria na fue una periodista muy des obediente y muy valiente. Y ella lo sabía .“El coraje es una de mis pocasvirtu­des”, reconoció. Ynunca se pensó como una simple testigo de la historia .“Los periodista­s no solo cuentan los eventos. También los crean. Losprovoca­n”. Cubrió muchas guerras, pero siempre estuvo o puesta a ellas .“La guerra no sirve para nada ”, dice el personaje de uno de sus libros de ficción .“No resuelve nada. Tan pronto como termina( una guerra ), te das cuenta que las razones por lasque se peleó no han desapareci­do o que hay nuevas razones que han reemplazad­olos viejos argumentos ”. Para ella el periodista tenía que involucrar­se, embarrarse y enlodarse en el lugar yen el tiempo que le tocó vivir. Fue así que O ria na cometió el error más grande de su carrera. Ensusúltim­osaños, antesdemor­ir de cáncer en septiembre de 2006, O ria na publicó varios escritos antimusulm­anes, cargadosde prejuicios y de rabia. Yeso es imperdonab­le. Pero a O ria na no le importó mucho lo que pensáramos los demás. Siempre me he arrepentid­o de no haberme atrevido a hablarle. Pero aprendí. Desde entonces me prometía que nunca más me quedaría callado. Yahora, antesdecad­a entrevista importante, casi siempre pienso :¿ qué hubiera preguntado la Fallaci?

“FALLACINO INSULTABA, PREGUNTABA, AUNQUESUS PREGUNTASE­RAN BRUTALES, DECÍA QUE‘BUSCARLA VERDADESCI­RUGÍA’”

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