Diario La Prensa

Ya sabemos quién paga el almuerzo

- Otto Martín Wolf ottomartin­wolf2@gmail.com

Hace unas cuantas semanas escribí sobre si alguien tenía idea de dónde provenían los ingresos de servicios altamente complicado­s y costosos de Facebook. Diariament­e miles de millones de comunicaci­ones, fotografía­s, documentos, videos, correos de voz son transmitid­os por esas y otras redes sociales. Costos de operación altísimos que no pueden ser pagados con los pocos anuncios que, en relación a su tamaño, publica Facebook. Las acciones de Facebook (propietari­a de WhatsApp, YouTube y otras redes) subieron hasta convertirl­a por algún tiempo en la empresa más valiosa del mundo, arriba de Toyota, General Motors o Amazon. Algo sorprenden­te porque Facebook no fabrica nada, no vende nada y no cobra nada a sus usuarios. ¿De qué vive Facebook, de dónde provienen esos ingresos que la hacen convertirs­e en algo tan valioso? Yo dije, entonces, que lo más posible es que estuvieran vendiendo informació­n sobre sus usuarios. El requisito para disfrutar gratis de sus servicios es brindarles nuestra informació­n personal, que puede ser confidenci­al, la cual obviamente se ve ampliada cada vez que enviamos un documento, ordenamos una comida, tomamos una foto o exponemos nuestros pensamient­os íntimos en una conversaci­ón privada. Con más de dos mil millones de suscriptor­es, Facebook posee cantidad incalculab­le de datos, los cuales en un instante le pueden decir cuál es la bebida preferida, la tendencia de las compras a futuro del petróleo y hasta qué servicios médicos y dónde contratarl­os. Piense, ¿para qué tantos “likes”? Pues son encuestas disimulada­s para saber lo que piensa la gente sobre determinad­os temas. Cada día recoge y actualiza informació­n sobre política, negocios, religión, deportes, etc. Una de las respuestas es: Los ingresos provienen de la venta de informació­n. Informació­n privada, confidenci­al que Facebook vende al mejor postor. Pero nadie lo creía posible. Es más, parecía un sacrilegio dudar de la virtuosida­d de Facebook y su presidente, un muchacho llamado Zuckemberg. Pero, de repente, de la nada, nos damos cuenta que por medio de Facebook una compañía llamada Cambridge Analytica había manipulado los datos personales y confidenci­ales de ochenta y cinco millones de usuarios. Todavía no se determina si esa informació­n fue vendida o robada, pero de cualquier manera fue de Facebook de donde salió. Ya sea por negligenci­a -o porque vendieron la informació­n- el asunto es terrible, pues la misma credibilid­ad de Facebook –y por ende de todas las redes sociales-depende de la discreción con que se manejen los datos que se le confían. Para completar de desnudar las prácticas de Facebook salió a la luz el llamado “memorando horrible” enviado por su vicepresid­ente Andrew Bosworth, que decía: “Debemos conseguir más usuarios, muchos más, aunque en el camino algún muchacho muera víctima del “bulling” o un grupo terrorista aproveche nuestra informació­n para efectuar algún atentado”. En el caso de redes sociales ya sabemos quién paga el almuerzo; lo pagan los usuarios, usted, regalando informació­n confidenci­al que Facebook vende o utiliza para sus poco éticos fines comerciale­s. Depende ahora de los usuarios buscar otros medios donde sus interiorid­ades no sean vendidas a traficante­s de informació­n. Seguiremos informando

“POR MEDIODE FACEBOOK, LOS DATOS PERSONA LES DE 85 MILLONES DE PERSONAS FUERON MANIPULADO­S"

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