Enemigo estacional
Ycon el calor llegó el humo que no deja vera dos palmos de la nariz, comentan los pobladores del valle que han perdido la vista de la montaña. Otros hablan de bruma, que aunque no desaparece, el viento la mueve abriendo pequeños espacio sala claridad del sol. No falta quien habla de las quemasen las tierras cultivadas yen los últimos días, justifican las explicaciones del fenómeno contaminante, aunque son muchos los kilómetros de distancia, en el fuego aún sin controlar, iniciado el 3 de abril, en la reserva Indio Maíz en Nicaragua. No es necesario buscar explicaciones afuera. Según el Cuerpo de Bomberos, se han contabilizado en estos primeros meses del año, particularmente en las últimas semanas ,446 incendios forestales, la mayoría en la zona oriental, pero algunos más peligrosos y dañinos al producir se en zonas densa mente pobladas como el área metropolitana. Se necesitará mucho viento para mandar el humo a otro lugar, o lluvias que podrían aparecer de acuerdo con los pronósticos para los próximos días con la entrada de un frente frío. Pero con aquello del cambio climático hay quien hace chiste: para las próximas generaciones d eh ondureñ os la nieve será el dolor de cabeza, así como el calor para los pobladores del Polo Norte. Las consecuencias de la contaminación son palpables en el área de urgencia de los hospitales, donde se ha incrementado el número de pacientes con afección en el sistema respiratorio, particularmente en menores de edad yen aquellas personas con enfermedades crónicas con defensas sumamente débiles. Un ambiente saludable, con naturaleza protegida, espacios limpios, políticas habitacio na les amiga bles con el entorno natural, centros industria les con las procesador as de desechos y, sobre todo, una actitud de respeto y defensa de todo ser viviente contribuirá a dejar atrás la supervivencia e iniciar, aunque sea en los primeros niveles, el paso ala calidad de vida. Los incendios forestales no sólo contaminan el aire, elimina n las fuentes de agua, ya de por sí en muchos lugares exiguas, de manera que las escasez obliga a los racionamientos agravando la supervivencia. La destrucción del bosque por los siniestros, a los que habrá que sumarla explotación irracional ola extensión de la frontera agrícola y ganadera, deja sin protección la tierra produciendo los deslaves que ponen en peligro alas personas y eliminan la capa del terreno apta para los cultivos. Con el verano llega el calor, los incendios forestales, las enfermedades respiratorias y el agobio de estar atrapados en un ambiente en el que las partículas contaminantes son, desgraciadamente, otros enemigos de la salud y la vida d el oshondureñ os.