Sé protagonista de tu historia
El cantante Billy Joel dijo en una ocasión: “Los músicos quieren ser la voz alta para muchos corazones silenciosos”. Creo que se cumple, por ejemplo, la banda Kudai dice esto en su canción “Lejos de aquí”: “Cuando ya sea tarde y las luces se apaguen, cuando el día se vuelva noche y no se pueda volver atrás, yo estaré contigo preguntando qué fue lo que hicimos”, con lo que buscan “despertar” al público para que luche contra la contaminación y el mal uso de los recursos naturales, tema poco apetecido por aquellos que explotan o por los que les da lo mismo. En esa misma línea va la letra de la canción “When you gonna learn?” (¿Cuándo vas a aprender?) del grupo de funk Jamiroquai, donde la pregunta que le da nombre y que hace referencia a la destrucción del planeta por culpa de nuestros actos desgañita por sí sola. Pero aquí me quiero concentrar en una canción que me llamó la atención desde la primera vez que la escuché. Se llama “Marcelita”, del grupo La Hormiga. Su coro dice: “Nadie moleste a Marcelita, porque a las 6:00 tiene una cita, con la novela, novela de pasión, novela y no ves la vida que Dios tiene para vos... Nadie moleste a Marcelita, porque a las 6:00 tiene una cita, por mirar una historia de pasión, ya no [es] protagonista de [su] historia...”. En el mundo hay un sinfín de cosas superfluas que son capaces precisamente de eso, es decir, ensombrecer de forma sutil, absorber, insensibilizar, adormecer, “silenciar el corazón”. Por ende, ya no se ve, ya no se piensa, ya no se siente, ya no se actúa. La derivación lógica: pasar a representar un papel secundario, un papel que no hace más cosa que rellenar, imitar, seguir acríticamente y bostezar. No permita que eso le ocurra a usted, querido lector, sea siempre el protagonista de su historia, sobre todo de la historia que Dios tiene para usted, que es la mejor.