Caravana de migrantes pide asilo hoy a EEUU
Pondrán a prueba la dura retórica del presidente Donald Trump cuando soliciten asilo al entregarse a las autoridades de inmigración de EUA en el cruce fronterizo de San Ysidro
Unas 120 personas, la mayoría hondureñas, ponen a prueba la retórica de Trump
TIJUANA. La hondureña Olga Caballero y sus cuatro hijos forman parte de la caravana de migrantes centroamericanos que llegó esta semana a Tijuana, frontera con EEUU. Caballero y sus hijos -de entre dos y 16 años- llegó la tarde del martes pasado con un contingente de unos 120 migrantes, incluidos 50 menores, a bordo de dos autobuses. Ahora preparan una caminata desde su ubicación en esta ciudad fronteriza hacia la garita de San Ysidro, donde intentarán comenzar sus trámites de asilo en EUA, informó ayer la organización. Será este domingo cuando el “Viacrucis Migrante”, que inició su travesía el 25 de marzo en Chiapas y un mes después llegó a la frontera norte de México, se dirija hacia el cruce fronterizo. Pero a pesar de que la mayoría busca asilo en EEUU, el rechazo y las advertencias que ha lanzado el presidente Donald Trump, además de las dificultades que avizoran, han provocado que decenas de mi grant es cambien de plan ese inicien sus trámites de refugio en México. Tan pronto se estacionaron en Hermosillo, Sonora, integrantes de la caravana comenzaron a sondear la posibilidad de iniciar sus trámites ante el Instituto Nacional de Migración ( INM) para solicitar al Gobierno mexicano permiso para quedarse. El hondureño Lisandro Guerrero, que viaja con su esposa, decidió quedarse en México pese a que consiguió llegar hasta Tijuana, donde quiere quedarse, conseguir un trabajo y traer a futuro a sus nueve hijos. “Si no nos quieren allá (en EEUU) para qué ir, mejor nos quedamos en México que nos abre las puertas, bendito sea Dios”, expresó. La caravana se completó el viernes en Tijuana con la llegada de poco menos de 200 migrantes, para completar un total aproximado de 300. Según el director del albergue Juventud 2000, José María García Lara, ya no hay más integrantes dirigiéndose a la frontera. El jueves la organización Amnistía Internacional (AI) informó que cientos de personas de Centroamérica, principalmente de El Salvador, Honduras y Guatemala, pedirían asilo durante el fin de semana en la garita de San Ysidro, donde la organización humanitaria estará presente para observar la conducta de las autoridades en la recepción y facilitación de sus solicitudes.
Huyen de la violencia. Olga Caballero, la hondureña de 35 años que viaja con sus cuatro hijos, pedirá asilo a los estadounidenses aduciendo que la violencia de las “maras” (pandillas) no la deja vivir en Honduras. “Ese es el motivo que nos trae aquí, no es porque queramos o codiciemos
"SI ENTRAN A NUESTRO PAÍS ILEGALMENTE, Y SERÁN PERSEGUIDOS POR LA JUSTICIA”
un país ajeno”, dice con voz quebrada por el llanto. En este contingente viajan apenas una veinte na de hombres, entre ellos el hondureño Gualdín Omar, de 20 años y quien también pedirá asilo porque escapa del acecho de las pandillas. “La mara no te deja ni salir a la calle. Nadie sale”, dice este joven quien cultivaba maíz y frijol en su natal Comayagua. O mar está seguro de que alcanzará el sueño americano. A su llegada a esta frontera, que se dice es la más transitada del mundo, fueron recibidos en un albergue con pollo rosti- zado, frijoles, arroz y tortillas. “Lo bueno es que han habido muchas personas buenas que nos han apoyado mucho”, dice la hondureña Reina García.
Advertencia. Abogados de EEUU en materia de inmigración advirtieron a los centroamericanos que en caso de cruzar a suelo estadounidense podrían ser separados de sus hijos y ser detenidos durante varios meses. Los abogados afirmaron que solo quieren prepararlos para el peor escenario posible. “Somos los mensajeros de estas terribles noticias”, dijo la abogada Nora Phillips, de Los Ángeles, durante un descanso de los talleres legales para los migrantes en tres sitios de Tijuana, fronteriza con el condado de San Diego. Unos 20 abogados dieron información y asesoramiento de forma gratuita. “Eso es para lo que están los abogados buenos”, agregó. Kenia Elizabeth Ávila, de 35 años, estaba agitada luego de que uno de los abogados le contó el viernes que la temperatura podría ser baja en las celdas de detención temporal y que debía de estar preparada para ser separada de sus tres hijos, de 10, nueve y cuatro años. Sin embargo, dijo que regresar a su natal El Salvador sería peor.