CARTASALADiReCCión
Alianza de Oposición
Los desacuerdos entre los dirigentes de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla y el expresidente Manuel Zelaya Rosales, ha subido de tono, y poco a poco sus arrebatos les pasarán factura ahuyentado a sus seguidores que hasta el momento se mantienen a la expectativa dentro de un estira y encoge que da mucho qué decir. Ante la falta de unidad entre los líderes se debilita la poca fe que al pueblo aún le queda de que esta lograría vencer el fraude del 26 de noviembre pasado y sacar el régimen corrupto del poder. De continuar las discrepancias y los dime que te diré entre ambos personajes, la gente simplemente seguirá con su vida volteando a la siguiente página, y a falta de un nuevo líder habrá que aceptar el hecho de vivir bajo una dictadura, donde el Ejecutivo y sus aliados se reparten el negocio y empeñan el país mientras la mayoría vive en condiciones de miseria y pobreza. Quizás entonces los dos líderes mediten un poco sobre lo que necesitaba Honduras. La fusión de Libre, PINU y Salvador Nasralla alentó los ánimos de miles de hondureños y juntos lograron una fórmula que pudo haber sacado el país de un esquema de corrupción y violación a la democracia, sin embargo, con frecuencia ponen en evidencia sus demonios pasando del amor al odio ante las influencias externas que los agitan. Uno habla de un nuevo partido, el otro convoca a más protestas y el pueblo se queda sin saber si “seguimos unidos o nos dividimos”, se enfría, se desanima y el oficialismo se sienta en primera fila a observar el espectáculo entre dos niños peleándose la pelota que les robo el vecino y aún no nace un líder capaz de llevar la antorcha de la libertad verdadera.