Diario La Prensa

Los maestros

- GRECIA MARADIAGA

Somos los verdaderos inversioni­stas del proceso educativo nacional debido a que el Estado no brinda al proceso siquiera un marcador, menos aún toda la logística que requieren para impartir el pan del saber, y eso sale de sus raquíticos salarios. Honduras es más de un 70% rural y son los únicos empleados del Estado que no reciben viáticos por trasladars­e a trabajar lejos de sus casas, sin recibir un tan solo centavo de viáticos como sí lo reciben diputados y otros empleados del Estado de las diferentes secretaría­s, Son el único grupo de trabajador­es que aún siendo en más del 90% de su población egresados universita­rios, sus salarios tanto en el medio urbano como rural persiguen salarios no propios del nivel académico que profesan. Son los únicos empleados que trabajan tiempo extra en sus casas sin contar un centavo por extras y que abandonan sus hijos y familias en beneficio de los hijos de los demás. Siendo el principal causal de desa- rrollo de un país y controlado­res de la paz y prevención en salud que le ahorra grandísimo­s costos al Estado de esta manera. Por esa labor tan noble, donde la riqueza es una utopía y dejan la vida en ella, es el caudal del porqué no palidece ese impuesto más el resto de impuestos que el Estado establece, impuesto a la gasolina, sobre ventas, impuesto sobre bienes inmuebles, impuestos vehiculare­s pero, repito, carecen de prestacion­es laborales por parte del Estado, entonces aceptan ese impuesto pero deben exigir el pago de prestacion­es y jubilacion­es correctas, pago de tiempo de horas extras, deben esperar que el Estado favorezca los costos educativos, viáticos por trabajar lejos de sus casas, y pagos por el abandono a sus hijos y familiares en beneficio de terceros. En fin, el cobro de impuestos debería traerles otros beneficios reales que, en verdad, deberían tener por la labor que realizan.

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