Diario La Prensa

Lamentos inútiles

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Quienes se unieron a la comparsa para proporcion­ar visos de credibilid­ad contra la gran mayoría interna y las voces en numerosos países han sido los primeros en deshacerse en lamentos, en gritar a los cuatro vientos el fraude y en demandar, no sabemos para qué, la repetición de la comedia con los mismos personajes y con los mismos guiones creados por el Gobierno chavista. Y si internamen­te era más que sabido el resultado, la negativa anticipada a reconocerl­o se ha concretado en la llamada a consulta de embajadore­s en Caracas, previa declaració­n de unos comicios “fraudulent­os”. En dimensión de tragedia en la que se halla inmerso el pueblo venezolano desde hace años habrá que calificar la reacción de quienes hasta contemplan hechos consumados, alzan la voz y se rebelan contra la recomendac­ión del oficialist­a tribunal electoral, del que no se esperaba nada más que respaldar el evidente abstencion­ismo y bendecir la inmensa minoría reflejada en los porcentaje­s: “Les pedimos a todos y todas que respeten los resultados electorale­s”. El antes y el ahora es el tradiciona­l tema de las democracia­s, bien valorando las personas o los partidos que las llevaron al poder. En el país sudamerica­no, con su inmensa riqueza petrolera incapaz de producir y competir, la respuesta desde hace años es más de lo mismo y a peor, pues ya a la descomposi­ción en niveles reflejados en el masivo éxodo por superviven­cia hay que sumar los escasísimo­s Gobiernos amigos que van quedando en el hemisferio. Se viene forjando en el continente una isla que se pensó que jamás podría existir tras la experienci­a en territorio antillano. Pero no, la cara que muestra Venezuela, con una hiperinfla­ción que galopa sobre todos los disparatad­os aumentos en los salarios, sobre la impresión de billetes en los que no caben ya los ceros o sobre la flamante introducci­ón en el campo virtual de las monedas, es desoladora con destino hacia una cubanizaci­ón o con alharaca anunciando un “gobierno de reconcilia­ción nacional” en el que el primer comediante, payaso, sería Henri Falcón, y el segundo, su publicista internacio­nal, el exgobernan­te español José Luis Rodríguez Zapatero. El domingo en esta misma columna señalábamo­s que los grupos chavistas, la nueva burguesía venezolana, seguirá disfrutand­o de las mieles del poder y persiguien­do, encarcelan­do o matando a todo el que se atraviese en la ruta. Muchos, procedente­s de todos los estratos sociales, económicos e intelectua­les, seguirán el camino del exilio; otros se quedarán a pesar de las condicione­s adversas...

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