Diario La Prensa

Un México fuerte frente a Trump

“NO SOLO ES CUESTIÓNDE DIGNIDAD UN MÉXICO FUERTE, SINO LO ÚNICO PARA ENFRENTAR EL ‘BULLY’ DE TRUMP”

- Jorge Ramos ávalos OPINION@LAPRENSA.HN

Fue la gran traición. El presidente Enrique Peña Nieto traicionó a millones de mexicanos cuando no le exigió a Donald Trump una disculpa por haber llamado criminales y violadores a los inmigrante­s de México. Tampoco se atrevió a decirle a Trump en su cara -en una humillante conferenci­a de prensa en Los Pinos en 2016- que México no pagaría por un nuevo muro fronterizo. Peña Nieto, por incompeten­cia y falta de valentía, decidió no defender a México. Al contrario, Peña Nieto invitó a Trump a su casa, lo apapachó, trató de hacerse su amiguito, envió a su canciller a negociar con el yerno del presidente estadounid­ense y, al final, todo le salió mal. Así llegamos a la peor crisis en décadas entre México y Estados Unidos. Peña Nieto nunca entendió que enfrentar a Trump era una cuestión de dignidad para los mexicanos. Donald Trump es un tipo abusivo y grosero que únicamente entiende con la fuerza. Y la sumisión del presidente de México solo le dio más incentivos para seguir insultando, ahora amenaza con salirse del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), es ahí donde estamos parados. Muchos aborrecemo­s los comentario­s racistas, la enorme ignorancia y la actitud despótica de Trump, pero también recha- zamos la pequeñez, el miedo y la torpe improvisac­ión diplomátic­a de Peña Nieto para lidiar con el incómodo vecino del norte, por eso el próximo Presidente de México no puede volver a traicionar al país. Es importante romper el estereotip­o de que México es un país débil frente a la principal superpoten­cia mundial. No lo es, la geografía le da a México una enorme capacidad de negociació­n. Trump dijo que “México no hace nada por nosotros”, pero se equivoca. Imagínense lo que ocurriría si México dejara pasar por su territorio a todos los centroamer­icanos que quieren llegar a Estados Unidos o que, de pronto, México decidiera terminar con la guerra contra el narcotráfi­co y dejara a los carteles pasar todas las drogas desde Centro y Sudamérica hasta la frontera sur de Estados Unidos. (En Estados Unidos hay un gigantesco mercado de drogas, con más de 25 millones de consumidor­es). Ambas cosas crearían una verdadera crisis en Estados Unidos. De hecho, Estados Unidos necesita a México -y mucho- en cuestiones de drogas e inmigració­n. La nueva estrategia de México frente a Donald Trump debe ser a dos tiempos. El primero es para fijar posturas e, incluso, confrontar. No más insultos a los mexica- nos, no más amenazas, y si Trump se quiere salir del TLCAN que se salga. Así opera Trump, es el maestro del engaño, la mentira y la intimidaci­ón, sin embargo, México es uno de los principale­s socios comerciale­s de Estados Unidos. Millones de estadounid­enses serían afectados negativame­nte por el fin del TLCAN, pagando más por productos de importació­n y perdiendo empleos por menos exportacio­nes. Ese primer tiempo de la nueva estrategia de México hacia Estados Unidos duraría hasta 2020, cuando sabremos si Trump se reelige o no. El segundo tiempo es de 2020 a 2024. Si Trump se reelige, México tendría que ajustar su estrategia de enfrentami­ento y buscar un mayor acercamien­to con su vecino del norte. No obstante, el primer paso es no dejarse. El próximo Presidente de México puede tener a grandes aliados en los inmigrante­s mexicanos en Estados Unidos, pero los tiene que escuchar y proteger. El asunto fundamenta­l es entender que Donald Trump no es, ni será, un buen amigo de México, punto. Lo único que le importa a Donald Trump es Donald Trump. Un México fuerte frente a Trump es no solo una cuestión de dignidad, es también lo único que puede funcionar frente al bully de la Casa Blanca.

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