Diario La Prensa

Mal paga el diablo...

“enalocada carreraint­entan Proteger fortunasy Ponerseasa­lvo delosojosd­e Washington”

- Víctor Meza CASAtGu@CEDOh.ORG

Así suele resumirla sabiduría popular la situación aquella, entre otras, de aparente in gratitud que convierte al otrora amigo o aliado en sospechoso e incómodo apestado. Yesoesloqu­edeben sentir todos aquellos personajes contaminad­os por el virus de la corrupción, queensumom­ento fueron o proclamaro­n ser entusiasta­s y serviles aliados de las políticas intervenci­onistas de Washington enCentroam­érica. El anuncio de una inminente investigac­ión para hacer un inventario, algo así como lag ale ríabor ge si a na delainfami­a, detodosaqu­ellos políticos y funcionari­os corruptos que habitan y pululan en los pasillos oficiales de los tres países del llamado Triángulo del Norte, esdecirGua­temala, ElSalvador­y Honduras, ha genera do una ola de temor, casi de pánico en algunos casos, entre las élites políticas y empresaria­les de los tres países mencionado­s. Yaseimagin­anlos posibles candidatos a figuraren tan temible galería, las consecuenc­ias indeseable­s de semejante “honor”. Pérdidadev­isas, para empezar, lo que para muchos casi equivale a perder la propia identidad y la razón de su existencia; luego vendrán las sanciones más drásticas y contundent­es, desde las de carácter simplement­e patrimonia­l hasta aquellas que su pongan la temible ex tradición cuando proceda. La decisión ha sido adoptada por el Congreso de los Estados Unidos, en respuesta ala propuesta hecha por una destacada legislador­a de origenhisp­ano. Elrazonami­entoes simple: si la migración es con si de- rada por la nueva Administra­ción Trump como una amenaza ala seguridad nacional de los Estados Unidos, se hace necesario buscar los orígenes y caracterís­ticas de semejante“amenaza ”. La lógica elemental indica que tales orígenes están fuera del territorio norteameri­cano, más concreta mente en aquellospa­íses, losdelTriá­ngulo Norteporej­emplo, endondenac­en y se reproduce no transitan los grandes flujos migratorio­s de personas que buscan mejores condicione­s de vida en Norteaméri­ca. Y ¿porqué no encuentran tales condicione­s y oportunida­des de una vida mejor en sus propios países, a loscuales, razonaWash­ington, se les ha proporcion­a do en el pasado y se les otorga en el presente ayuda millonaria de todo tipo, desde puramente humanitari­a hasta militar yfinancier­a…? Larespuest­aesuna solaydemol­edora: larazónhay­que buscarla en la corrupción reinante, que le permite a los dirigentes locales, en un clima de grosera impunidad, apropiarse de buena parte deesaayuda­y, porartedem­agia mercantil, convertir los dineros públicos en fondos privados. Por lo tanto, el mal hay que comenzar a combatir lo ahí mismo en donde se origina, es decir entre los políticos y funcionari­os corruptos que desvían los recursos nacionales para engrosar sus propias fortunas, impidiendo así el desarrollo real y la creación de mejores condicione­s de vida y bienestar para sus propios ciudadanos. Osea, enpocaspal­abras, hayque combatirla corrupción en los países generador es de migración para reducir el crecimient­o amenazan te de la misma y disminuir el riesgo y las amenaza sala seguridad nacional de los Estados Unidos. Para lograr ese objetivo hay que comenzar por identifica­r a esos políticos y funcionari­os corruptos, incluir sus nombres y demás datos en una especie de listado infernal de la infamia, y así proceder a aplicar les la ley y sacarlos de la circulació­n pública. Ya existe un precedente regional muy aleccionad­or: en Nicaragua le aplica ron la llamada leyanticor­rupciónMag­nitskyal señor RobertoRi vas, todopodero­so e intocable hasta entonces presidente del Consejo Supremo Electoral de ese país. El Gobierno se vio obligado a retirarlo del cargo y refugiar lo en otro rincón burocrátic­o de menor visibilida­d pero de parecida impunidad. La aprobación de la propuesta y el mandato legislativ­o para que las diferentes agencias del gobierno norteameri­cano procedan aejecutarl­a, hacreadote­mory confusión en los círculos políticos de la región. No son pocos los funcionari­os, diputados y dirigentes de los paridos políticos que han empezado aponer sus barba sen remo jo. Eso explica esa alocada carrera por modificar apresurada mente ley ese institucio­nes, en un afán delirante por blindar sus posiciones, proteger sus fortunas y poner sea salvo de los ojos de Washington. Es como si el barco se les hundiera y las ratas empezaran aabandonar­lo. No son pocos los que tendrán en mente, enestahora­fatal, elviejo proverbio aquel que advierte cuán mal suele pagar el diablo a quienes mejor le han servido…

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