Diario La Prensa

“Nuestra meta era rescatar con vida a don Valentín”

El cabo de bomberos Edgardo Pineda no solo acompañó a don Valentín Ruiz Ruiz, sino que le daba aliento para que soportara el dolor

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TEGUCIGALP­A. “Cálmese, lo vamos a sacar con vida, ya verá, solo necesitamo­s que se tranquilic­e”. Con estas palabras el cabo Edgardo Pineda le daba aliento al señor Valentín Ruiz Ruiz luego que quedara soterrado tras un alud de tierra el martes en la capital. El cabo del Cuerpo de Bomberos fue clave en el rescate de Ruiz, quien por más de una hora mantuvo sus piernas enterradas. Aunque no usó palas ni piochas para sacar la tierra como sus compañeros, con su actitud y entrega lograba que el señor de 58 años no desmayara ante la tragedia que vivía. Pineda tenía una hora y media de haber ingresado a su turno. Llegó como todos los días a la estación de bomberos de El Carrizal, dispuesto a tenderle la mano a quien la necesitara y así fue. Alas10:45amcayóun­allamada angustiant­edeauxilio: unobrero había quedado soterrado en un alud de tierra mientras aplanaba un terreno para una construcci­ón. Al llegar comenzaron la ardua labor y el cabo Edgardo Pineda, como si se tratara de su pariente, se sentó junto a don Valentín para darle fuerzas, agua y mucho cariño. “Fueron momentos interminab­les, difíciles donde solo teníamos como meta rescatarle con vida, había presión de la gente quenosgrit­aba'sáquenloya, vamos, rápido’. Don Valentín nos decía que le dolía la pierna, una angustia que afortunada­mente terminó con un final feliz”, dijo El cabo de bomberos Edgardo Pineda tiene casi tres décadas en la benemérita institució­n. El martes fue uno de los que auxilió a don Valentín Ruiz, quien quedó soterrado. Bombero

el cabo Pineda a LA PRENSA.

Lucha. Comentó que tuvo momentos de desesperac­ión, “pero sabíamos que debíamos bajarle la ansiedad a don Valentín y así fue”. Uno de los momentos más durosparae­lbomberofu­ecuando empezó a ver las lágrimas que cubrían el rostro del señor, se sentía con más fuerzas porque sabía que no lo podían dejar ir. “Me dolió cuando él lloró en mi pecho”. “Cuandosepu­soallorarm­edolió. Lo animaba a que siguiera, sabíamos que padecía de diabetes y eso es riesgoso, pero lo logramos en equipo”. Desde hace 29 años el cabo

Pineda está al servicio de los hondureños. “Todos los días que me despido de mi familia les digo que no sé si regresaré. Me persigno y parto rumbo a la estación, mi segunda casa”. Sin buscarlo y esperar elogios, el cabo se suma a la lista de héroes que lo dan todo por los demás, que cada día salen de sus casas sin saber si regresarán o volverán contando historias como la ocurrida con don Valentín, quien se encuentra estable en el Hospital Escuela sin ninguna fractura. Ayer, el cabo cumplió sus 24 horas de turno, regresó a su casa, con su esposa y sus tres hijos, fue diferente, llevaba una historia feliz por contarles. El policía Carlos Alberto Lira González quedó en libertad luego de que un juez le dictara sobreseimi­ento provisiona­l. El agente fue acusado de violar a una niña de 13 años en una posta de Tegucigalp­a. Según la denuncia, la menor pasó por la posta y Lira la invitó a pasar y a la fuerza la violó. La Fiscalía tiene cinco años para investigar el caso.

"Cuando lo saCamos no tenía fraCturas, graCias a dios todo salió bien" EDGARDO PINEDA

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EJEMPLO.
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