Diputados, lean la Biblia
¡Diputados lean la Biblia! Fue una de las frases enfáticas y reflexivas que clamó el padre Raúl Najarro en la pasada homilía dominical en la catedral San Pedro Apóstol. Impresionantes y motivantes estas expresiones del religioso, que muestra su malestar y preocupación por esa moción salida del Congreso Nacional de que se lea la Biblia en los centros escolares y donde dio a entender que ellos deberían empezar a leer la biblia y ante todo demostrarlo con el ejemplo. Pues con el abuso y burla del “aumentazo” salarial de los señores legislativos, esta petición de leer la Biblia en las escuelas de Honduras pareciera una cortina de humo de esta vil e inconstitucional acción nunca vista en la historia de los llamados padres de la patria. Con este pedimento no solo demuestran malicia distractora, sino también ignorancia sobre las leyes, ya que el artículo 151 de la Carta Magna de la república ratifica en el año 1982 que la educación en Honduras es laica, demostrando que son violadores de la Constitución. Según las reglas de la moral y la cívica, el libro sagrado debe empezar a leerse en el hogar, como primer grupo de cualquier sociedad, y la iglesia, que son las entidades idóneas. Pues pareciera que estos miembros legislativos se olvidan de que el Congreso Nacional es para hacer mociones para crear leyes que beneficien al pueblo del punto de vista de la educación, salud, seguridad, empleo, inversión política, social, etcétera. Además, recordarles que no hay que confundir el hemiciclo legislativo de los 128 diputados, donde estiran, encogen, tuercen y pisotean la Constitución cuando la mayoría levanta la mano, con el templo sagrado de la Palabra de Dios en un país llamado Honduras.