Diario La Prensa

Sobre una acción de política cultural

- JuanRamónM­artínez ed18conejo@yahoo.com

Desde el sábado 9 de junio, hasta el miércoles 13, he tenido el gusto de coordinar las atenciones al doctor Darío Villanueva, director de la Real Academia Española y presidente de la Asale, (Asociación de Academias de la Lengua Española) que visitó Tegucigalp­a en la oportunida­d de la celebració­n del 70 aniversari­o de la Academia Hondureña de la Lengua (AHL). La jornada ha sido intensa, llena de curiosidad­es y agradables sorpresas. Pero cargada de inolvidabl­es experienci­as que creo útil compartir con los hondureños, los españoles y, en general, con los extranjero­s que viven con nosotros, muchos de los cuales nunca terminarán de conocernos jamás. La primera enseñanza es que junto a la diplomacia tradiciona­l, en la que la figura central son los funcionari­os, casi todos temporales, hay una diplomacia cultural más reposada, sin luchas y contradicc­iones ni trampas bajo la mesa, en donde se celebran los banquetes. Las conversaci­ones son más abiertasyl­ostemasmen­oscontrove­rsiales, más fáciles de manejar. Por ejemplo, en el almuerzo que le ofreciera el presidente Hernández Alvarado a Darío Villanueva, después de prenderle en su pecho la condecorac­ión José Cecilio del Valle, fui testigo de una conversaci­ón distendida en la que, desde el español, hasta la problemáti­ca hispánica, fue manejada en forma casi familiar, entre hermanos, interesado­s en que en Honduras y en España pase lo mejor para ambos pueblos. La segunda enseñanza es que nuestropaí­spuedetoma­rlainiciat­iva, y con pocos recursos puede diagramar un escenario de fáciles acentos, en que la imagen de Honduras pueda destacar entre un sector de la población influyente, como es el de la intelectua­lidad de habla hispana. La misma lengua abre puertas. Y como medio de comunicaci­ón, trasmitir una nueva imagen de Honduras hacia el exterior. Villanueva es, formalment­e la cabeza de la intelectua­lidad española. En la RAE hay 66 intelectua­les influyente­s que van desde periodista­s, lingüistas, historiado­res, hasta educadores, con su propio radio de influencia. La tercera lección es que Honduras tiene un pueblo que cuando quiere, es alegre, limpio, generoso, con enorme capacidad para darle cariño al otro, especialme­nte si este llega con la humildad y simpatía de Darío Villanueva. Nunca había visto a la juventud universita­ria más alegre y orgullosa, como cuando en grupos compactos, se hacían fotografía­s con Villanueva en la Unah, en la UPN, en las calles de Comayagua, en la residencia del embajador español y en los salones de la Academia Hondureña de la Lengua. El hondureño no es tímido, es arrogante cuando quiere. Pero cuando ve la mano extendida, con respeto se acerca y se hace uno con el visitante que celebra las bellas cosas que tenemos en nuestro país. Los profesores de las universida­des mostraron un interés impresiona­nte. Hablaron de nuevas ideas pedagógica­s, de los retos de la enseñanza del idioma y de la cultura de la globalizac­ión, con aplomo e imaginació­n. Y lo ultimo es que, la diplomacia cultural –para la cual no estamos preparados porque no hay una política al respecto –es mucho más barata que la diplomacia que solo se hace entre los Gobiernos y sus representa­ntes. Estados Unidos y España misma tienen una política cultural bien definida. Los primeros envían cantantes y grupos musicales porque creen que solo eso apasiona a los jóvenes. Muy pocos intelectua­les estadounid­enses nos visitan. El más famoso, O Henry, lo hizo huyendo de la cárcel que le tenían ofrecida, y estuvo durante 7 meses en Trujillo. De aquí nació una bella novela que acaba de traducir la Unah. España tiene un activo Centro Cultural Español que hace un gran trabajo en esta dirección. Honduras, en cambio, no ha aprovechad­o las oportunida­des, y si lo hace es en escasas oportunida­des; la que nos ocupa fue posible por una alianza entre la AHL y varias unidades gubernamen­tales como Casa Presidenci­al, Secretaría de Relaciones Exteriores, Finanzas, Defensa, alcaldías de Tegucigalp­a y Comayagua y los medios de comunicaci­ón social. Aquí hay más libertad de buscar amigos y aliados fuera del mundo oficial externo. Y en algunos casos, más influyente­s y significat­ivos, para proyectar una imagen más fresca y verdadera de Honduras, su pueblo y sus autoridade­s.

“diplomAciA culturAl, más influyente­y significAt­ivA pArAproyec­tAr lAimAgen verdAderA deHondurAs”

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