Editorial
Algo de humanidad
La condena generalizada y el clamor unánime en defensa de la más elemental humanidad hicieron retroceder en lo que parecía el muro infranqueable de la tolerancia cero, evidenciada en la separación forzosa de los niños de sus familias, por lo cual, aferrado incluso a citas bíblicas, “no pediremos disculpas”. La avalancha internacional quebró la intolerancia absoluta y logró, incluso con presiones locales, eliminar “temporalmente” una de las decisiones de Gobierno más repudiables y repudiadas de las últimas décadas. Por fin apareció algún indicio de humanidad como respuesta a la demanda de la comunidad internacional. El documento gráfico del fotógrafo John Moore dio la vuelta al mundo y en los últimos días fue portada en los grandes diarios, en los espacios televisivos de mayor
ranking y en las redes sociales con una pregunta ¿dónde está la humanidad? ¿La imagen? Una niña hondureña de dos años llorando al dejarla un agente de la Migra en el suelo y ver asustada cómo es requerida, cateada y detenida su madre. “Es necesario separar a los niños”, fue la justificación inmediata, populachera y de político atrapado en su propio revestimiento inhumano del que tuvo que despojarse ante el clamor mundial. El papa Francisco al referirse a este inmenso drama de miles de familias y señalando también a Gobiernos europeos que en lugar de soluciones ofrecen muros, deportaciones al instante y criminalización de la migración, reconoció que no es fácil dar respuestas eficaces, “pero el populismo no es la solución”. En sus declaraciones da todo su apoyo a los obispos norteamericanos que calificaron de “inmoral” y “contraria a los valores católicos” la política de tolerancia cero. “Estoy de parte de los obispos. Quiero dejar claro que en esto apoyo la posición de la Conferencia Episcopal”. El populismo está creando “una psicosis” también en Europa, continente “viejo” que vive “un gran invierno demográfico”, aunque en el mudanal ambiente se habla de “suicidio demográfico”, con descenso significativo del índice de natalidad y aumento de la población adulta dependiente. “Sin inmigración, Europa estaría vacía”. Puede parecer exagerado, pero aquel ensayo, iniciativa reveladora, “un día sin latinos” paralizó el país, cuya grandeza económica, fortaleza social, potencia militar y estabilidad política se cimentó en realidad de “nación de inmigrantes”, que avergüenza a la administración Trump, hasta eliminar la expresión de papelería oficial. Apareció algo de humanidad, lo cual debe encaminarse a hallar soluciones, en países origen de la migración, por el bienestar de la población y esperanza para las jóvenes generaciones.