Protocolo de seguridad
Mi sorpresa me dejó mudo hace unos días en un banco, cuando se me acercó un miembro de seguridad de la entidad bancaria para advertirme del protocolo de seguridad en la institución. No se trata de arma escondida, o uso del celular, sino simplemente que había abierto el periódico a la espera del turno para ser atendido. Mi asombro fue mayúsculo, pues acostumbro a llevar un libro cuando voy a un banco, una oficina o incluso a la universidad donde soy profesor. Aconsejo a mis alumnos que en vez de estar con la boca abierta y con la vista perdida se entreguen a la lectura en toda ocasión, claro que ahora tendré que agregar en el aula, si no lo prohíbe el protocolo de seguridad.