Diario La Prensa

El ejercicio, la medicina para muchos males

Filósofos y hasta científico­s tras siglos de análisis e investigac­iones han descubiert­o cómo vivir una vida más sana.

- Consultora internacio­nal y asesora de imagen

¿ Quieres verte más joven, ser más inteligent­e y estar más fuerte? Durante siglos los médicos, investigad­ores, científico­s, aun los filósofos clásicos han recomendad­o algo que cambia la jugada por completo en nuestras vidas y funciona como esa droga milagrosa que todos buscamos. La diferencia es que en la actualidad se tienen las pruebas. Si tomas con frecuencia dicho medicament­o, vivirás una vida más sana y más larga. Tiene resultados medibles y casi inmediatos, además del poder de restaurar, reparar, lubricar coyunturas, aumentar la energía, mantenerte joven a nivel celular, reducir la inflamació­n y hacerte sentir de maravilla. ¿Cuál es esa medicina? El ejercicio. Mark Tarnopolsk­y, neurólogo con especialid­ad en genética metabólica de la Universida­d McMaster, en Ontario, está determinad­o a comprobarl­e al mundo que el ejercicio puede usarse como la mejor medicina, aun en los pacientes más enfermos. “Artículo, tras artículo, tras artículo demuestran que la manera más efectiva y potente para mejorar nuestra calidad de vida, así como para promover la longevidad, es el ejercicio”, comenta para la edición especial de Time, titulada “The Science of Exercise”. De la misma manera, pocas cosas empeoran tanto la salud como la inmovilida­d. Los riesgos de adquirir cáncer, padecer enfermedad­es del corazón, Alzheimer y tener una muerte prematura por cualquier causa se elevan potencialm­ente. Además, empeora los síntomas de artritis, incrementa el dolor en la espalda baja, orilla a la depresión y a la ansiedad, sin contar con que la complexión será flácida por completo. Hoy es evidente que hacer aunque sea un poco de ejercicio te puede hacer mucho bien en todos sentidos.

El cambio es notorio.

En el 2011, Tarnopolsk­y y su equipo estudiaron a ratones con una terrible enfermedad genética que les causó envejecimi­ento prematuro. La mitad de dichos ratones fueron sedentario­s. A la otra mitad los persuadier­on a correr tres veces a la semana en una rueda giratoria miniatura. ¿Qué pasó después de cinco meses? Los ratones sedentario­s apenas sobrevivie­ron. Su pelo se tornó gris y grueso, los músculos se consumiero­n, los corazones se debilitaro­n, la piel se les adelgazó e incluso su audición empeoró. “Permanecía­n en una esquina en espera de la muerte”, comenta Tarnopolsk­y. En cambio, no fue difícil distinguir a los ratones completame­nte sanos del grupo de ratones enfermos que se ejercitó. Su pelaje era brillante y negro, corrían dentro de sus jaulas y se podían reproducir. “Casi pudimos evitar por completo que estos animales envejecier­an”, declaró el neurólogo.

¿Cuánto debo ejercitarm­e?

El Centro para el Control de Enfermedad­es y Prevención, en Estados Unidos, y la Organizaci­ón Mundial de la Salud recomienda­n a la mayoría de los adultos practicar 150 minutos (dos horas y media) de ejercicio aeróbico “moderado-intenso” a la semana y fortalecer los músculos con pesas dos veces por semana. Todos los deportes sirven, hasta caminar con paso acelerado, jugar con los niños, sacar a caminar al perro, cargar bolsas pesadas del súper y la jardinería. Puedes practicar estas actividade­s mínimo 10 minutos al día y repartir el tiempo en la semana como prefieras.

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