Vista de águila
Así como hay superhéroes, hay súper ojos y los tienen las aves. Ya sean diurnas o nocturnas, capaces o no de volar, grandes o chicas, las aves poseen una visión envidiable. Gracias a ella cazan, coordinan su vuelo, enfocan con rapidez, calculan distancias y se guían cuando migran. De hecho, sus ojos son más grandes en comparación con el tamaño de su cráneo y perciben mayor variedad de colores que los humanos, incluso en ultravioleta. Al igual que los mamíferos, tienen dos globos oculares con iris y pupila, pero dentro tienen una carnosidad llamada pecten que no tiene ningún otro animal y es una especie de pluma que les ayuda a controlar el líquido gelatinoso que está dentro del ojo, lo cual es útil, por ejemplo, cuando se sumergen. Además, enfocan mucho más rápido que otras especies; así, el halcón peregrino vuela a hasta 390 kilómetros por hora sin perder la claridad de su presa.
Rasgos únicos. ¿Qué hay de diferente entre un perico y una lechuza? Además del color, sus ojos tienen posiciones distintas. El primero los tiene a los costados de la cabeza, característica muy común en casi todos los pájaros para una vista más amplia sin la necesidad de mover el cuello. En cambio, la segunda es un ave rapaz y se distingue por sus ojos al frente, capaz de ver con volumen, y por su cuello, que gira 270 grados. A su vez, están las diurnas y nocturnas: unas observan con más claridad durante el día y a larga distancia, mientras que las otras tienen mejor visión de noche, perciben la radiación ultravioleta -útil para cazar- y otros colores.