Autofinanciamiento

Una de las instituciones públicas que debería disponer de mayores recursos sin necesidad de incrementos en el presupuesto nacional, por lo menos durante algún tiempo, debiera ser Tránsito, ya que dispone cómo y de qué financiarse de manera que aumente su personal y mejore el equipo, y con ello la atención a la ciudadanía no solo en la oficina para entregar las licencias, sino en las calles para proteger la vida humana. Bastaría que destacasen agentes en las primeras horas de la mañana, de seis a nueve, en la tercera avenida por LA PRENSA o por el Museo de Antropología para sancionar a quienes se salten el rojo de la séptima calle o se salgan de ruta siguiendo por la tercera en vez de virar por la sexta. Nada digamos de la velocidad, que es otro cuento, todo eso de los radares, pues en la ciudad la velocidad del servicio urbano la impone la competencia y la necesidad de llegar antes para conseguir pasajeros. Todo lo demás, los cursos de formación y orientación, son requisitos que se olvidan en las oficinas de Tránsito, o como se llame ahora, antes de salir. Ya sé que la ley no permite el autofinanciamiento, pero si no se hace por los recursos bien debiera hacerse para proteger la vida de los pasajeros, las medicinas y servicios hospitalarios de la población que llega enferma a los hospitales públicos o del Seguro, pues en accidentes, como dos ocurridos esta semana por exceso de velocidad, al final lo que cuenta en el busito, los heridos o moribundos se llevan al Catarino o al Seguro y que vean ellos o sus familiares. Los dueños de los vehículos, ¿quiénes?, o el conductor, ¿quién? Buena fuente de financiamiento les propongo por donde yo circulo todos los días cerca de las ocho de la mañana, pero sin duda ustedes conocerán otros puntos que serían abundante fuente de autofinanciamiento, si fuera legal, pero, sobre todo, con necesidad de cuidar y proteger la vida de los pasajeros. Quizá los dueños de buses y choferes sonrían y en Tránsito lo hallen como chiste, pero...