Diario La Prensa

Aprovechae­l enormepode­r quetienetu atención

COLUMNA DE GABY - 6

- Consultora internacio­nal y asesora de imagen

La atención es un valor muy preciado. Y, si se acompaña de una intención de afecto, creas la energía llamada amor.

¿Tu atención es tan poderosa que tiene la capacidad de dar vida y de nutrir todo a lo que se dirige. Tus seres queridos la sienten, tus compañeros de trabajo la agradecen, las plantas lo demuestran y cualquier proyecto lo revela en sus resultados. La atención hoy es un valor muy preciado. Podríamos compararla con un rayo láser, cuya fuerza y concentrac­ión crea un haz de luz coherente y poderoso que puede modificar por completo su objetivo. Sin embargo, ese valor se ha vuelto un bien escaso, se ha convertido en el tipo de luz que emite un foco de bajo voltaje: su alcance es débil, general, disperso y no ilumina bien a bien nada. Sin luz, las personas y las cosas simplement­e desaparece­n. Absolutame­nte todo, desde las personas y los animales, hasta las plantas y los objetos son susceptibl­es de atención. ¿Qué te distrae de atender lo importante? ¿Quizá la tecnología, el diálogo incesante de la mente, las sensacione­s físicas, el exceso de trabajo, el rencor o el desorden?

Pon atención a lo que le pones atención.

En 1972, los científico­s E. Haraldsson y T. Thorsteins­son , de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Islandia, realizaron un experiment­o en su laboratori­o para ver qué tanto la atención e intención influían en el crecimient­o de un fermento. Para ello colocaron levadura en una solución nutritiva dentro de 240 tubos de ensayo, mismos que dividieron en dos grupos de 120 cada uno, Durante 12 sesiones, siete voluntario­s se sentaron a un metro de distancia de los tubos sin poder tocarlos ni acercarse a ellos. Sólo concentrar­on su atención durante 10 minutos en hacer crecer la levadura. La otra mitad de tubos se dejó aparte sin trabajo alguno. Después de las sesiones, ambos grupos de tubos fueron puestos en una incubadora durante 24 horas, para medir el crecimient­o de la levadura en cada uno. El resultado fue que 58 por ciento de los tubos a los que se les prestó atención, creció más que los otros. De igual manera, cuando diriges tu atención hacia una persona o hacia cualquier cosa viva se crea una energía que tiene efectos medibles. Y, si dicha atención se acompaña de una intención de afecto y aceptación, creas esa energía que llamamos amor. Es verdad que para dedicar atención a algo o a alguien se requiere invertir energía, tiempo y esfuerzo. Por lo tanto, la pregunta central que hacernos es ¿a qué le quiero dar dicho regalo? Esa decisión no debe surgir del ego, la cartera, la carrera profesiona­l ni de lo que la sociedad dicte o ponga de moda. La decisión debe surgir del yo profundo, es decir, del corazón.

¿De dónde surge mi atención?

La respuesta ineludible es: de la conciencia, la cual se expresa a través de cada uno de nosotros. ¿Y qué es la conciencia? Aquello sin tiempo ni espacio que subyace a toda condición, forma y creación. Los físicos le llamarían campo unificado, campo de potencial y, de otras maneras, como dijimos, también la llamamos amor. De eso es de lo que está hecha nuestra esencia, nuestra casa interna, nuestro yo y eso es lo que regalamos. Sólo se trata de contactarl­o y entender el súper poder que tiene para nutrir y hacer crecer lo que deseamos transforma­r. ¿A qué le pones tu atención, te lo has preguntado? Recuerda que tienes un súper poder.

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