El detalle
Ahí está el detalle” es la expresión de Cantinflas hecha clásica para resaltar discrepancias o extremos en lo que se dice y en lo que se hace, aunque en el lenguaje cantinflesco casi o totalmente no se entienda. El presidente electo de la república Estados Unidos Mexicanos ha anunciado un plan anticorrupción que se iniciará, en la dirección correcta, de arriba hacia abajo con especial énfasis en los dirigentes de los poderes del Estado, pues el mal pronto se pega. Que pueda conseguirlo y hasta dónde pueda llegar comenzará a ser tema de opinión pública el próximo año. Hacemos referencia al hermano país con graves problemas de seguridad y corrupción, pero con expectativas de aclarar el horizonte, por asuntos que llegan a nuestro Congreso, como aquello de la vacuna o ahora una resolución en la que se prohíbe a directivos, particularmente a secretarios, realizar por voluntad propia o por mandato superior, cambios a las actas de sesiones. La pregunta es: ¿quién o quiénes, con mayor inteligencia, conocimiento y “valiosa” iniciativa identificaba errores y con “buena voluntad” y “sabia inspiración” los “corregía”. La resolución aprobada en el Congreso es reveladora sobre lo que se ha venido haciendo bajo, bajo, aunque la excepción confirma la regla, como aquellas que al descubrirse hallan cauce de explicación y justificación en la “fe de errata”, cuando todos los indicios apuntan a cambios queridos y ejecutados deliberadamente en el contenido de un documento, en este caso, de ley del Congreso Nacional, debatida y aprobada en el pleno, confirmada con la aprobación del acta, pero “mejorada”, con reforma personal que, a la hora de los reclamos o requerimientos se transforma en simple fe de errata con autor fantasmal. Los cambios unilaterales en documentos del Congreso en camino a La Gaceta para su vigencia no han sido tan excepcionales cuando se ha necesitado una resolución del Poder Legislativo para terminar con las correcciones al margen del pleno, por lo que no supo advertir la comisión a la que se turnó la iniciativa, el debate en el pleno, en la aprobación de la Cámara o en la comisión de estilo para dar paso a su publicación. Si esto se hizo apegado al reglamento del Congreso y en agenda transparente del pleno, no solo la autoridad, sino la capacidad de todos sus miembros sigue en entredicho, evidenciado en la resolución que se prohíbe a los secretarios modificar el acta. ¿Será que lo estaban haciendo? “Ahí está el detalle”.