Diario La Prensa

Para ser totalmente libre...

- Emilio Santamaría S. DIRECTOR@EMILIOSANT­AMARIA.COM

Un hombre está condenado a cadena perpetua. En realidad, ha estado preso ya por 27 años. Se le conoce en la prisión como el número 46664, y es sometido a las más penosas condicione­s todo el tiempo. ¿Su delito? Pensar diferente a quienes gobiernan su país. Su prisión es totalmente injusta, pero se rechazan sistemátic­amente todas las peticiones de libertad de parientes y amigos. Finalmente llega al poder un hombre llamado Frederick De Klerk, y ante la clara evidencia de inocencia y la presión internacio­nal, cede. Así, el prisionero es puesto en libertad. ¿Su nombre? Nelson Mandela. Cualquiera puede imaginar que después de 27 años tras las rejas, este hombre se hubiera llenado de odio y resentimie­nto. Al fin y al cabo, entró en prisión a sus 45 años, y cuando logró la libertad tenía ya 72. Creo que cualquiera hubiera sentido rencor y hostilidad contra quienes lo humillaron así. Pero Nelson Mandela demostró ser todo un líder, con una gran dosis de sentido común. Al salir de la prisión expresó: “Yo perdono totalmente a quienes me encerraron y a quienes me mantuviero­n en prisión. Porque para ser totalmente libre no me basta salir de este injusto encierro; debo también deshacerme de las cadenas que representa­n el odio y el resentimie­nto. Declaro que no guardo rencor para nadie”. ¿No le parece un líder excepciona­l, fuera de serie? Se convirtió entonces en el principal interlocut­or para negociar el proceso de democratiz­ación de su país. Y junto con el presidente De Klerk, compartió en 1993 el Premio Nobel de la Paz. En las elecciones de 1994, se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica, manteniend­o a De Klerk como vicepresid­ente. Y fiel a sus principios puso en marcha una política de reconcilia­ción nacional, que les permitiera a todas las personas vivir juntas en armonía. Aquel que en su momento estaba condenado a cadena perpetua tiene ahora una escultura en el Palacio de Westminste­r, en Londres, y a su muerte, años después, asistieron a sus funerales entre muchos dignatario­s mundiales el presidente Barak Obama, y lo lloraron hasta los viejos carceleros de su antigua prisión.

“nobastasal­irde uninjusto encierropa­ra serlibre, Hayque eliminarel­odioy elresentim­iento”

LONEGATIVO:

Dejar que las cadenas del odio y resentimie­nto nos mantengan prisionero­s.

Negarnos a odiar, aún a los que nos hacen mal. Para ser completame­nte libres.

LOPOSITIVO:

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