El crimen de Saylin Gabriela
“ESTE HECHO HA CONMOVIDO Y DESPERTADO LA INDIGNACIÓN DE UNA IMPASIBLE SOCIEDAD HONDUREÑA”
Esta semana la sociedad capitalina se despertó conmocionada y estremecida por el repudiable asesinato de la estudiante Saylin Gabriela Colindres de apenas 14 años de edad, quien fue raptada, torturada y finalmente ultimada de una forma atroz, salvaje e inhumana por tres presuntos pandilleros. Según las investigaciones, el repudiable crimen de la niña fue cometido por un sujeto de 23 años en contubernio con dos menores de edad de 15 y 17 años, los tres simpatizantes de la pandilla 18, que ya fueron detenidos y enviados a prisión a Támara y el Centro de Menores Renaciendo. Los motivos que dieron lugar al horrendo crimen de la jovencita aún están en proceso de investigación, pero sin duda este hecho ha conmovido y despertado la indignación de una impasible sociedad hondureña. Saylin apenas estaba comenzando la vida, y según sus familiares, era una niña ejemplar que tenía muchos sueños como cualquier adolescente de su edad y que disfrutaba participar de las actividades artísticas en su iglesia. El grado de sadismo en la muerte de esta menor, asi como de otras niñas que en los últimos meses han perdido la vida en similares o peores circunstancias, debe llamar la atención de nuestras autoridades sobre la necesidad de que estos hechos sean investigados, no queden impunes y se apliquen penas o sanciones ejemplarizantes a los responsables. Varias organizaciones de derechos humanos han alzado la voz por la vorágine criminal que en los últimos meses ha arrebatado la existencia de muchos jovencitos y por el hecho que los crímenes se mantienen en la impunidad. Un elemento común es que la mayoría de estos crímenes han sido cometidos por menores ligados a maras o pandillas. Frente a estos hechos, posible- mente este sea el momento que deba revisarse el tema de la edad punible para que adolescentes o menores que participan en estos crímenes macabros sean juzgados como adultos, tal como ya ha ocurrido sociedades mas desarrolladas como en Inglaterra, España o Estados Unidos. Por otro lado, el crimen de Saylin Gabriela, así como de muchos niños y niñas que han perecido por la violencia, debe llamar a toda la sociedad hondureña a una profunda reflexión sobre el papel que estamos cumpliendo en su protección, así como en la educación y la formación de valores morales y principios espirituales de nuestros niños y adolescentes. Es momento de dejar a un lado la confrontación y la división y enfocarnos en temas prioritarios como la protección de nuestros niños y niñas, especialmente aquellos en condición de vulnerabilidad social, o de lo contrario nuestro futuro como país está en peligro.