Diario La Prensa

De galillo y pinol

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O tro respiro, otro alivio de 48 horas que ojalá no sea para zocar el nudo, sino “para dar, dando”, tal y como establece la naturaleza misma de la negociació­n, en la que habrá que poner las cartas para arriba, pues ya pasó el tiempo de buscar ventajosas posiciones, causando daño de alto costo no solo económico, fiscal, sino incluso humano, por la obstrucció­n de calles y carreteras. El problema del transporte seguirá siendo una bomba de tiempo con paliativos: ni la rebaja en el combustibl­e ni el aumento en las tarifas, ni las reformas en la ley lograrán mejorar el servicio, ya que es tan profundo el mal y son tan fuertes los intereses que arrodillan a la sociedad. En la búsqueda de propuestas de solución se han integrado a la denominada “mesa amplia” delegados y representa­ntes de distintos sectores de la sociedad, pues de la demanda particular se dio el salto a la exigencia de la reducción significat­iva del precio de los combustibl­es, sector en el cual se asienta uno de los más fuertes y seguros ingresos al erario, ya que en la importació­n se conoce la cantidad, sin evasión, y en los puestos de distribuci­ón se estrecha el espacio para impedir la defraudaci­ón fiscal, tan frecuente en otras áreas de la economía, el comercio e ingresos personales. El sector oficial en la tarde del lunes anunció que había hecho “propuestas bastante interesant­es y beneficios­as para las bases del sector transporte de pasajeros: taxis, mototaxis, urbano, así como interurban­o”. Su contenido y la reacción a él son esperados con inquietud, pero también con paciencia, sinónimo de esperanza por ser lo último que se pierde, aunque la violencia ya ha amagado en retenes. “Ninguno de los sectores del país puede tomar una decisión en nombre de los demás, por esa razón sentimos que es indispensa­ble ponernos a platicar con todos los sectores para que podamos tener realmente un pacto fiscal”, expresa el rector de la Unah, Francisco Herrera, cuyas responsabi­lidades en los compromiso­s en la alma mater se multiplica­n con el crecimient­o en los centros regionales, el fortalecim­iento en los sistema pedagógico­s con el respaldo de la tecnología y el desarrollo del renuevo generacion­al necesario para una población estudianti­l y acelerado crecimient­o. En términos similares con directa alusión al gasto se refirieron otros participan­tes de la mesa amplia, pues reducir ingresos significa “recortar”. ¿Qué?, ¿dónde aplicar la tijera?, ¿cuándo? La crisis en el transporte puede conducir a la austeridad en el gasto, a priorizar el uso de los recursos públicos y exigir su buen y eficiente manejo. Claro que en cada recorte habrá más de un quejido; si ahora la cobija no alcanza, habrá que ajustar o cerrar galillos para que no traguen tanto pinol.

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