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Incendios en la costa de Atenas dejan 74 muertos y una gran devastació­n

La Fiscalía investiga las causas del siniestro ante las sospechas que fue provocado

- Agencia EFE redaccion@laprensa.hn

ATENAS. Árboles calcinados, coches carbonizad­os y casas devoradas por el fuego es lo que queda en una zona hasta ayer de veraneo y residencia­l a tan solo 30 kilómetros de Atenas, adonde el fuego se ha cobrado por el momento 74 vidas y ha dejado 182 heridos. A pesar de los esfuerzos colectivos, las altas temperatur­as, los fuertes vientos y la simultanei­dad de los focos en distintos tipos de terreno ha provocado la mayor catástrofe de este tipo que se recuerde en el país. La mayoría de las víctimas mortales contadas hasta ayer perecieron en sus casas o en sus vehículos, arrasados por las llamas que se propagaron con suma rapidez. Bomberos, fuerzas armadas, vecinos e iniciativa­s privadas se han movilizado para dar respuesta a esta tragedia, cuya banda sonora está compuesta por las sirenas de los camiones cisternas, los coches que se mueven de un lado a otro y el zumbido de los aviones cisternas que aterrizan sobre el mar para cargar agua. Delante de las casas en parte o completame­nte destrozada­s se reúnen grupos de vecinos con lágrimas para El fuego comenzó el lunes por la noche en un monte cercano a Pandeli y fue atizado por vientos de hasta 100 kilómetros por hora. Ayer, más de un centenar de bomberos continuaba­n sofocando las llamas y buscando a eventuales víctimas.

intentar darse cuenta de lo que les ocurrió y salvar algunas pertenenci­as. Son los afortunado­s dentro del desastre, pues aún hay muchos desapareci­dos y decenas de edificios a los que las fuerzas de rescate no han podido acceder, por lo que se teme que las cifras de muertos aumenten. “Dos amigos míos siguen desapareci­dos desde ayer. Otra familia de amigos supimos que están a salvo hace tan solo unas horas”, explica a EFE Vasilis Dimitriu, tendero

de un restaurant­e en Rafina. Otros como María Burba, vecina de la localidad, están convencido­s de haber vivido un milagro, pues no pueden creerse su suerte tras haberse visto completame­nte rodeados por las llamas. “Las llamas nos habían rodeado. El jefe de la Policía entró en mi casa y sacó a mi madre y a mi hija que no querían salir. Es un milagro que mi casa resultara ilesa”, dice Burba. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, anunció ayer tres días de luto por

las víctimas de los incendios y prometió que “nadie se quedará sin ayuda” y “nada sin respuesta”. De momento la realidad es que muchos vecinos se encuentran sin techo, a merced de la ayuda que reciben, y con la duda de qué es lo que ha causado esta grave tragedia. La Fiscalía ha iniciado ya las primeras investigac­iones para determinar las causas ante la sospecha de que lo incendios podrían ser intenciona­dos o al menos provocados por conductas negligente­s.

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SINIESTRO.

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