Sube a 105 los muertos tras potente sismo en Indonesia
Miles de turistas acampan en el aeropuerto y las playas para ser evacuados por los cuerpos de socorro de la isla de Lombok
TANJUNG. Los equipos de rescate continuaron ayer la búsqueda de supervivientes entre los escombros de mezquitas y casas derruidas el pasado domingo en la isla indonesia de Lombok, debido a un sismo de magnitud 6.9 que por el momento ha dejado 105 muertos. Mientras que miles de turistas, entre ellos decenas de españoles, acampan en el aeropuerto y las playas para ser evacuados de Lombok, los bomberos, policías y personal de emergencias luchan contra reloj para encontrar víctimas con vida entre las ruinas. La zona más devastada se encuentra en el norte de la isla, donde las playas y el paisaje de arrozales y cocoteros se alterna con jungla tropical y el majestuoso volcán Rinjani, un reclamo para miles de visitantes cada año. Sin embargo, los mochileros y las familias en bañador y chanclas han dado paso tras el sismo a los uniformados, que se afanan en organizar las tareas de rescate, que en ocasiones consisten en sacar cadáveres de los edificios derruidos. Se dice que las construcciones en gran parte de la isla no pueden superar la altura de los cocoteros, lo que ha podido paliar en parte los daños del terremoto, del que aún se sienten réplicas esporádicas. Musni, que como muchos indonesios no tiene apellidos, observa en silencio cómo los equipos remueven los escombros para sacar el cadáver de su primo, que falleció al caerle encima la tienda que regentaba cerca de Tanjung, en el noroeste de la isla. Su esposa pudo escapar con vida por muy poco, explica a EFE el indonesio, de 50 años, quien agrega que el temblor echó a perder sus campos de arroz y se quedará sin la próxima cosecha. “Necesitamos comida y tiendas de campaña”, señala Musni, que de momento per- nocta bajo una carpa pública junto con su esposa e hijos de 23, 13 y 5 años, además de otros vecinos. El temblor ocurrió durante la hora del rezo y muchos se encontraban en las mezquitas, que se convirtieron en algunos casos en trampas mortales en Lombok, situada en la región central del archipiélago indonesio.