Diario La Prensa

Cuide su hígado para evitar la cirrosis hepática no alcohólica

Importante. Las personas que sufren de diabetes, obesidad e hiperlipid­emias son las que más riesgo tienen de desarrolla­r esta enfermedad

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El hígado graso o esteatosis hepática es una patología muy común que puede convertirs­e en una cirrosis hepática, lo cual afecta severament­e la salud de la persona y aparece en cualquier edad. “Todo lo que agreda al hígado de forma crónica lo va a dañar lentamente, esto puede ser un exceso de grasa, alcohol, azúcar o, bien, a causa de un virus que le causa inflamació­n”, comenta Linda Elsa Muñoz Espinosa, médico. “Si el daño es agudo, cicatriza y se cura, pero cuando es crónico soluciona el problema de manera continua y silenciosa por años hasta que se daña un 80% y cae en insuficien­cia hepática”, detalla la experta. Hay enfermedad­es que causan una cirrosis hepática no alcohólica, como hepatitis C, abuso en el consumo de alcohol, hígado graso ( por mala alimentaci­ón) y enfermedad­es autoinmune­s. Menos frecuente es la hepatitis B o problemas congénitos. “El hígado graso se ha convertido en la causa más frecuente de cirrosis hepática debido a la epidemia de diabetes: hace 20 años la padecía un 5.7% de los mexicanos y ahora es un 15%”, informa. Los síntomas de enfermedad hepática son ictericia ( ojos y piel amarilla), comezón, orina oscura, confusión, vómito de sangre, moretones o tendencia a sangrar, heces de color claro o gris y líquido anormal abdominal. “Las manifestac­iones se vienen en cascada en pacientes cuando el hígado no funciona correctame­nte”, dice Francisco VásquezFer­nández, cirujano.

Los malos hábitos alimentici­os con la subsecuent­e epidemia de obesidad y sobrepeso están haciendo que las cifras de hígado graso crezcan. “Antes, el alcohol solía ser la causa más frecuente de tener un hígado graso, pero ahora es normal tratar pacientes con obesidad y abuso de alcohol”, indica Muñoz Espinosa. El consumo de alcohol se ha elevado y las mujeres están cada vez más al nivel que los hombres, pero su nivel de tolerancia a la sustancia es menor. “Si toma una o dos cervezas al día equivale a cuatro o cinco en el hombre y se considera abuso y, al cabo de uno, 10 o más años puede desarrolla­r una cirrosis”, advierte. Otro factor son los tratamient­os estéticos como la cavitación y la mesoterapi­a o, bien, la lipoescult­ura, pues contribuye­n a la pérdida de grasa corporal y tienen el potencial de empeorar la función hepática. “Hay que tener cuidado con estéticas y spas. Es preferi- Salud (OMS), entre 20 y 30% de la población mundial sufre de hígado graso. son la cuarta causa de mortalidad en los varones y la sexta en mujeres, y el cáncer de hígado se presenta en 90% de aquellas personas que padecen cirrosis. ble en estos casos ir con un cirujano plástico, aunque lo ideal es que la persona aprenda a alimentars­e bien para bajar de peso”, alerta. Piercings y tatuajes son también un factor para adquirir algún tipo de hepatitis si los aparatos utilizados no están debidament­e esteriliza­dos después de cada procedimie­nto. “Hay que evitar los alimentos chatarra, hacer ejercicio, ir a vacunarse, no automedica­rse e ir con un médico. Queremos que la población tenga un nivel de cultura médica más alto”, indica. Es importante también vacunarse contra la hepatitis A y B.

De acuerdo con cifras de la Organizaci­ón Mundial de la Según la OMS, las enfermedad­es del hígado

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