Desinterés político, efecto corrupción
LUCHA ANTICORRUPCIÓN HABRÁ DE DEJAR QUE QUIEN DIGA NO “ROBÉ” NOSEA LLAMADOTONTO
La guerra que Honduras ha declarado a la corrupción, con especialmente impulso externo y el apoyo de instancias supranacionales de investigación traerá sus secuelas para toda la nación. Necesitamos observar detenidamente el cambio de actitud de los funcionarios públicos que manejan fondos del Estado, los que aprueban proyectos y los que otorgan concesiones después de los últimos enjuiciamientos que ha hecho la Fiscalía Especial contra la Impunidad de la Corrupción, pues si este impulso de judicialización de los actos de corrupción continúa y se fortalece, justo sería hablar en materia de corrupción de un antes de la Maccih y un después de la Maccih. Se espera que la mentalidad predominante en la población respecto del servicio público cambie, como cambie también la mentalidad y la actitud con que llegan a los cargos los servidores públicos desde ministros, diputados y jueces. Esta lucha que Honduras a nivel interno realiza casi en solitario, pero con el decidido y manifiesto apoyo de la comunidad internacional, ya está trayendo serias consecuencias a todo nivel. Tenemos un Congreso Nacional estancado donde la producción legislativa es casi nula, donde la calidad legislativa es cuestionable y donde gran parte de sus miembros han sido señalados por actos de corrupción, de tal forma que si la norma legal exigiera que un candidato a cargo de elección popular no se puede postular por tener denuncias judiciales, es probable que la mitad de los políticos quedarían fuera de la competencia. Pero más allá de la estadística y de los cambios mentales que podría provocar la lucha anticorrupción también están las secuelas que se producirán en el ámbito político. Porque adonde se mire hay señalamientos, tanto izquierda como derecha, bipartidismo o multipartidismo, en todos lados hay señalados por actos de corrupción. Entonces hacia dónde dirigirá la atención de los electores. Será que el mismo sistema democrático se ha puesto en riesgo ante tanto señalamiento de corrupción, o se estará entregando la democracia en manos de la izquierda que es al parecer la menos señalada de corrupción. Hay algo cierto y es que el hastío que ya se tenía en la población por la política, el desencanto de la generación de jóvenes por las cuestiones políticas ha crecido aún más, que los sinónimos con que la gente equipara a los políticos no son los más bonitos, que la mentira, el robo y el fraude son palabras que la gente asocia más con la política que con cualquier otra área del quehacer social del país. ¿Quedará aún en pie algún bastión de ética en materia política al que podamos mirar y decidirnos por él? O será también esta oportunidad para el surgimiento de nuevos partidos políticos y nuevos actores políticos, desligados del bipartidismo rancio y corrupto, jóvenes con otra mentalidad, comprometidos con el país y que sientan asco y náuseas ante la corrupción. Por toda la cosecha que tendremos, porque la lucha anticorrupción construirá un mejor país, porque los jóvenes se merecen heredar un mejor país, todos esperamos que esta lucha también nos deje un remanente nuevo de ciudadanía, donde el honrado, donde el que se niega a defraudar en este país jamás vuelva a ser llamado tonto.