Prudente advertencia
El reciente editorial de LA PRENSA, Al quirófano, estuvo acertadísimo, pero me gustó más como derechohabiente del Seguro Social la advertencia que hace sobre la instrumentalización de la institución asistencial que es financiada por quienes son o pueden ser atendidos en el área de salud y en la jubilación, aunque sea poco, es algo que llena un hueco en el gasto familiar. Querer introducir en el sistema a otras personas con la promesa de que los Gobiernos pagarán la cuota patronal es colocar una bomba de tiempo en la institución, puesto que el mayor enemigo, además de algunos empresarios, es el Estado cuya morosidad se ha escondido, incluso, con apropiación de las deducciones. El ejemplo más evidente fue cuando una de las administraciones edilicias de San Pedro Sula se embolsó las deducciones y claro no pagó la cuota patronal. No había planilla, y en lugar de condenar a quienes hurtaron se condenó a los derechohabientes del Seguro que hubieron de asumir las consecuencias del robo y atender, por mandato judicial a los empleados municipales que no tenían ninguna culpa, pero los ladrones carcajeaban. ¿Qué sucedería si la comisión vuelve a hablar de salud universal con carga mayoritaria al Seguro que recibiría como garantía los recursos del Estado? No hay más que ver la historia. No sólo partidos se han aprovechado para favorecer a su clientelismo político, sino que los Gobiernos no han proporcionado los recursos que la ley señala por cada uno de los afiliados que no van a los hospitales públicos, sino que su cotización financia su salud, contribuye solidariamente con los demás afiliados y se prepara para su tercera edad cuando recibirá una pequeña ayuda mensual y, sobretodo, la atención médicohospitalaria que a esas edades ya todo son achaques. ¿Qué haría el Catarino si hubiese de atender, como es obligación del Estado, a los afiliados al Seguro? y, ¿cómo hará el seguro si llegan por miles nuevos mediocotizantes, pues el Estado se hace el loco?