Ex primera dama Rosa de Lobo seguirá en prisión
El Ministerio Público podría pedir una pena de más de 46 años para la ex primera dama y para su cuñado y exsecretario 36 y 54 años, respectivamente
La ex primera dama hondureña Rosa Elena Bonilla, quien hoy cumple seis meses en prisión, no podrá defenderse en libertad. El Tribunal de Sentencia de Tegucigalpa declaró, por unanimidad, “sin lugar” un recurso presentado por la defensa de Bonilla en una audiencia especial de revisión de medidas”. La resolución señala que el Tribunal de Sentencia decidió “mantener la medida cautelar de prisión preventiva” contra la ex primera dama, lo mismo que para su cuñado Mauricio Mora y su exsecretario privado Saúl Escobar. Esa medida judicial, según el tribunal, es “idónea, útil y proporcional para los fines del proceso”, añade la resolución. La ex primera dama enfrenta tres delitos de apropiación indebida a título de autora y seis de fraude en calidad de inductora; en tanto, Mora y Escobar son acusados de seis delitos de fraude. Bonilla, esposa del expresidente hondureño Porfirio Lobo (2010-2014), permanece presa en una cárcel para mujeres desde el 28 de febrero, cuando fue capturada en Tegucigalpa, al igual que su cuñado, por presunta corrupción. Ambos fueron detenidos tras una investigación de cuatro meses del Ministerio Público, coordinada con la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih). Su exsecretario privado se entregó en marzo pasado a las autoridades hondureñas, y desde entonces se encuen-
tra recluido en una prisión cercana a Tegucigalpa. La portavoz del Poder Judicial en Tegucigalpa, Lucía Villars, dijo a periodistas que el Ministerio Público de Honduras podría pedir una pena de más de 46 años para la ex primera dama. Para su cuñado y exsecretario, las penas que el Ministerio Público podría pedir oscilan entre 36 y 54 años de prisión, añadió la portavoz judicial. Según la denuncia del Ministerio Público, los acusados se habrían apoderado de recursos públicos y creado una red de blanqueo de capitales para ocultar dinero proveniente del Estado, fondos que eran destinado a obras sociales.