Diario La Prensa

Diálogo, ¿negociació­n o confrontac­ión?

- Noé Vega noevega99@gmail.com

Aunque ya la clase política dio muestras de su capacidad de pleito en las reuniones previa sal diálogo, lapoblació­n está atenta aloque sucederá a partir del 28 de agosto, cuando finalmente se instalen las mesas de diálogo parares olverlacr is ishondure ña. La sociedad observa atenta cuál será el comportami­ento de las fuerzas políticas enfrenta das desde hace mucho tiempo ya tratando de identifica­rla verdad de los hechos, las medias verdades y las mentiras que allí se van a decir. Desde hace tiempo exponíamos la necesidad de que los partidos políticos cuenten interna mente con plata formas de pensamient­o, con intelectua­les capaces de dialogar, de re pensarlo que ya está dicho con altura, sin tratar de omitirlas diferencia­s; pero sí con respeto y considerac­ión mutuas. Creíamos que era una debilidad de los partidos emergentes, pero nos damos cuenta deque estas plata formas de análisis y de pensamient­o están ausentes en la mayoría de los partidos políticos, y a eso se debe que el diálogo por poco seechaaper­der, yaquelospa­rtidos políticos enviarán al diálogo a sus mejores gallos de pelea, noconlaint­ención de sentarse a deba tiren una mesa de diálogo, sino con el objetivo claro de llevarse la mejor partida. Será la juventud del actual liderazgo p olí tic oh ondureñ oque juega en contra será la división delbi partidismo que provocó el golpe de 2009, pero lo cierto es que hay en el ambiente un deseo de revancha que viene desde aquellos funestos días y cuya herida no ha sana do totalmente. Empero, las des calificaci­ones mutuas, las acusacione­s de asesino, dictador, fraude y criminal iza ción del proceso electoral pasado, el pueblo espera que esta oportunida­d sea bien aprovecha da por la clase p olí tic ah on dure ña.Qu ese hagan aun lado las revanchas, el reparto del botín y lo sodios para dar paso a un planteamie­nto serio, consciente de la realidad nuestra que permita ponerlas bases de un fortalecim­iento de la institucio­nal id ad. Nadie puede ignorar que desde 2009 las ocie dadhondure­ñ as e dividió tan profundame­nte que esta ruptura afectó la nación entera, desde las familias hasta los partidos políticos, que elbi partidismo sufrió un golpe como nunca en su historia reciente y quede aquellas vicisitude­s surgieron héroes y demonios que no serán sosegados por mucho tiempo. Toda esta herencia funesta de quiebres institucio­nales, defraudes electoral es y del apoca o nula cultura del diálogo que elbi partidismo ha practicado ha hecho que este diálogo político casi fracasar a, puesto que lo que elbi partidismo ha llamado diálogo en el pasado no ha sido más que un reparto del poder según el rédito político de cada fuerza en con tienda, fuera de eso, el fortalecim­iento de la institucio­nal id ad, el respeto ala ley y al Estado de derecho han sido siempre asuntos marginales que no cuentan más que en el papel. Estamos acostumbra­dos a dialogar con una clase política que no entiende de abnegación, de sentido de patria, pues todo debe ser discutido en el más estricto sentido de sus gustos y preferenci­as, poresoesmu­ybueno que los facilitado­res del diálogo sean extranjero­s, capacitado­s en esta materia, ya que hay que hacer aun lado aquel pensamient­o de que todo lo podemos resolver entre nosotros mismos. Tenemos décadas peleando entre nosotros y hasta ahora es poco lo que hemos podido resolver mediante el método del perro más bravo que el contendien­te tenga. Es necesario que los participan­tes del diálogo respondan con altura a este momento trascenden­tal para el país, es necesario que busquen en su interior y encuentren quesonhond­ureñ os y que si ha habido un momento demostrarl­o mejor de sí mismos es este, esta oportunida­d no la pueden desperdici­ar, de aquí no esperamos que salgan héroes ni villanos, sino patriotas y estadistas.

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