¡Sorpresa!
C asi nada, haga las maletas y a otra parte. Así de sencillo, con toda la ironía del caso, fue la notificación de la Municipalidad a Aguas de San Pedro en la que, con 19 días de plazo, exige la entrega de los edificios donde se hallan las oficinas y un moderno laboratorio acreditado con alta calificación desde el año 2013. No será fácil desmontar, volver a instalar todo un equipo con el que se analiza la calidad de agua en la red de distribución, en los pozos, las plantas de tratamiento y los tanques en toda la ciudad. Aquello de hacer la maleta tras 17 años de expansión, no solo en el número de abonados, en el servicio y en la atención a la población, resultará complejo, difícil y costoso. Diecinueve días, casi ni tiempo para mover las sillas y escritorios de atención a los abonados, pero dejando atrás esas pequeñeces, los sampedranos deberán fijarse en el costo, en las consecuencias inmediatas para el análisis del agua de consumo humano y de uso en las empresas y en el desplazamiento que habrán de hacer empleados y población para acercarse a las nuevas instalaciones, que requerirán amplio espacio y acceso que no resultará tan cercano ni funcional como la 20 calle y el bulevar de la tercera avenida de ese sector. ¿El costo de las nuevas instalaciones o la renta a quién irá a parar? No sabemos si esa pregunta se la hicieron en el gobierno local e, incluso, si el asunto de trascendencia para la ciudad se trató en el gobierno local en conjunto con la beligerante participación de los regidores, no sea que todos estén calladitos por alguna razón. El costo, sin duda, pasará a los sampedranos, bien en la factura mensual o en las cada vez más lejanas plantas de tratamiento de aguas servidas para mitigar la contaminación de los ríos de la ciudad. “Hubiéramos querido que nos notificaran con el tiempo suficiente para poder buscar el lugar apropiado, puesto que al final el afectado será el pueblo; pero ya estamos en eso”, señala el gerente de ASP, quien resalta el incremento en el número de abonados y la cobertura en agua potable de 98%, y alcantarillado, 80%. Ha causado sorpresa el giro municipal, cuya sustentación, por lo menos la expresada, no es comprensible, puesto que todos debemos ser responsables en el uso del agua y en el pago puntual del consumo para que no suceda como con la energía, que se carga lo hurtado y la mora, calificados de pérdidas, a quienes puntualmente pagan. Ojalá no sea una distracción o preparación del terreno para cuando termine el plazo de concesión y se llame a “licitación” o se quiera volver al pasado con un organismo municipal lleno de correligionarios.