Incendio del Museo Nacional de Río desata indignación
El Gobierno conservador de Michel Temer recortó drásticamente los fondos a la institución, lo cual obligó a cerrar al público varios de sus espacios y desatender el mantenimiento del edificio
RÍO DE JANEIRO. El devastador incendio del Museo Nacional de Río de Janeiro causó desazón por la pérdida de un patrimonio invaluable e indignación contra los recortes presupuestarios en Brasil. Miles de personas se congregaron al anochecer de ayer en la plaza Cinelandia, del centrode la ciudad, mientras el gobierno prometí a recursos para construir un nuevo museo .“Nos sirve solo llorar. Es necesario que el gobierno federal, que dispone de recursos, ayude al Museo are construir su historia ”, afirmó ante el devastado edificio el director de la bicentenaria institución, Alexandre Keller. Hacia el mediodía, algunos manifestantes protagonizaron forcejeos con la policía y arrojaron piedras, para abrirse paso hasta el jardín que da acceso al edificio, formando a su alrededor una cadena humana como símbolo de un abrazo a lo que fuera una joya de Brasil. La tristeza y el enojo se hacían sentir también en las redes sociales. “Esta tragedia solo confirma que la desatención y la corrupción consiguen destruir cosas que ni el tiempo conseguía destruir”, escribió en Twitter el usuario @yhochi_. El gobierno del conservador Michel Temer congeló los gastos públicos y redujo presupuestos en todas las áreas, para paliar los déficits presupuestarios dejados por dos años de recesión económica, con un débil despegue en 2017. El malestar social se incrementó con los escándalos de corrupción que involucran a altos dirigentes de casi todos los partidos políticos. En la protesta en el centro de Río, los lamentos se mezclaban con la cólera. “El museo tenía muchas piezas importantes... Ahora también tendremos la memoria borrada”, dijo Natacha, una estudiante de museo logía. Caio, alumno de antropología en el Museo Nacional, también manifestó su enojo: “Fue un incendio causado por años de falta de atención del gobierno. Nuestro programa de antropología sufrió recortes absurdos en los últimos dos años”.
Apuro del gobierno. La institución, vinculada a la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), había sufrido recortes en la financiación, que le obligaron a cerrar al público varios de sus espacios y terminaron por desatender su mantenimiento. El museo tenía pendiente recibir un patrocinio por 21,7 millones de reales (5,3 millones de dólares), firmado en junio por el banco de fomento br asile ño (BND ES ). La vicedirectora del museo, Cristiana Serejo, explicó que detrás de esta tragedia están “la falta de dinero y una burocracia muy grande”. Aseguró, además, que los detectores de humo no estaban funcionando y que el museo no tenía seguro de incendio. El gobierno de Temer trató de salir al paso de las críticas, anunciando la creación de una “red de apoyo económico” con grandes empresas públicas y privadas para facilitar la reconstrucción del museo.
“La responsabilidad es del Gobierno central, no sirve decir que no. Tiene que decirse directamente”, según el rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), Roberto Leher.