Optimista y puntual
Cuatro décadas y el mensaje vuelve rejuvenecido, optimista y puntual con el llamado a los pequeños y el toque de responsabilidad a padres y maestros. La Campaña Infantil 2018 llega a su fin en parroquias y escuelas tras escuchar, gesticular, cantar y danzar en torno a un mismo lema “El tesoro de la creación”, que se halla, se descubre, se protege y se ama en la casa común de todos los vivientes, no solo los humanos, sino todos los habitantes del planeta, que en la diversidad por las mismas características de los ecosistemas se enriquece la pluralidad. Ninguna tierra más receptiva que los pequeños, cuya ilusión en conocer y compartir son uno de los elementos con garantías de éxito en el desarrollo de la campaña con seguimiento posterior, de tal manera que las vivencias de los primeros años de la campaña acompañan a los niños, adolescentes, jóvenes y hoy ya padres de familia que acompañan a sus hijos en esta esperada jornada ventura de semanas cada año. En la presentación del personal, el calendario y el material de las siete semanas que concluyeron ayer, el obispo ángel Garachana explicó que el eslogan hace referencia a la encíclica del papa Francisco “Laudato si”, cuyo contenido “es el cuidado de la casa común” , enseñanza asumida por la Iglesia de Honduras en este año. Recorriendo, con creativa ilusión, cada uno de los factores que ayudan a mejorar la calidad de vida, y los pequeños reciben principios fundamentales de convivencia, amistad y familia, columnas fundamentales en el respeto y defensa del ambiente. Nada se dejó al azar, a la improvisación, sino que cada año la cercanía de la campaña se siente con los talleres en cada parroquia para “capacitar a los maestros”, visitar las escuelas y compartir el contenido de cada semana. “Nos auxiliamos con canciones, con letras que tienen dinámica y letra ilustrativa”, explica la coordinadora Rosa María Maradiaga. El éxito de estos días, reflejado en la recepción alegre y comprendida de las enseñanzas, exige como la semilla que nace el cuidado, el riego y desarraigo de las hierbas malas, el seguimiento en escuelas y parroquias con tareas concretas como la siembra de plantas y flores en los patios, colocación de papeleras y su uso, proyecto para reciclar los desechos, de manera que los niños no solo se sientan responsables, sino capaces de cumplir alegre y eficazmente su compromiso del cuidado de la casa común, en el que todos los vivientes dispongamos de refugio en la tormenta y solaz esparcimiento en armonía necesario para el mejoramiento de la calidad de vida y garantía de un futuro mejor para todos.