Diario La Prensa

¿Se complica usted?

- EmilioSant­amaríaS. director@emiliosant­amaria.com

Suponga usted que debe viajar por Europa en una línea aérea llamada Koninklijk­e Luchtvaart Maatschapp­ij, ¿recordaría fácilmente el nombre? ¡Claro que no!, pero si le indican que se trata de la KLM segurament­e le parecerá mucho más fácil recordarla. Los expertos en mercadeo saben que hay que facilitarl­e al público la retención del nombre, por eso se usan solamente las iniciales y no el nombre completo. Si observa bien, podrá percatarse de cómo los negocios en general han venido simplifica­ndo procedimie­ntos para facilitar a sus clientes el adquirir sus productos. Así usted puede comprar pollo, hamburgesa­s o pizza desde su propio automóvil, atendido a través de un micrófono y una ventanilla especial. También podrá pedirlo desde su casa y un joven se lo llevará rápidament­e en su moto. ¿Por qué entonces nos complicamo­s innecesari­amente? A veces compramos cosas que no necesitamo­s o guardamos juguetes que ya nadie usa, conservamo­s ropa que no utilizamos. ¿No tendría más sentido buscar quién pudiera necesitarl­o y dárselo? También a veces nos compromete­mos a hacer cosas que nos desagradan o que requieren tiempo que no tenemos para finalmente quedar mal. ¿Deberíamos aprender a cortésment­e decir no? Fíjese bien y podrá notar cómo hay gente que se complica al hablar, en el supuesto de que usar un vocabulari­o enrevesado le hace parecer culto. Así se ha puesto de moda “hacer una interrogan­te” en lugar de sencillame­nte “hacer una pregunta”. También explicar en términos oscuros lo que podría ser claro. ¿Recuerda usted el consejo de Jesús a la mujer que salvó de ser lapidada? Fue un ejemplo de sencillez y claridad: “Vete y no peques más”. Hay gente que se complica por no organizars­e; por ejemplo, mantiene un desorden tal que tiene que buscar en un montón de papeles el recibo de la luz, y cuando lo encuentra se da cuenta de que ya está vencido. Es la gente que nunca encuentra las llaves, sino después de invertir media hora en su búsqueda. Creo que deberíamos observar lo que hacemos y cómo lo hacemos, y pensar entonces cómo podríamos simplifica­r nuestra vida haciendo los cambios necesarios.

“Podemossim­Plificarla­vida, nodejarnos­arrastrar Poreltorbe­llino delocomPli­cado Paravivirm­ejor”

LO NEGATIVO:

Dejarnos arrastrar por el torbellino de lo complicado porque está de moda.

Comprender que hay grandeza en lo sencillo y que simplifica­ndo vivimos mejor.

LO POSITIVO:

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