Diario La Prensa

Valoracion­es del ciudadano de hoy

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Yosseline Gálvez

Oficial de Comunicaci­ones de la Fundación Hondureña de Responsabi­lidad Social Empresaria­l (Fundahrse). Es licenciada en Ciencias de la Comunicaci­ón y Publicidad y máster en Dirección Empresaria­l. Es catedrátic­a de la carrera de Comunicaci­ón en la Usap desde 2016. C omunicar no es un asunto fácil, es un tema que se debe tratar de manera cuidadosa. Hay muchas herramient­as que nos ayudan a comunicar fácilmente como el mercadeo y las relaciones públicas, sin embargo, es importante que se realice de manera estratégic­a. Para las empresas que se encuentran desarrolla­ndo la Responsabi­lidad Social Empresaria­l (RSE), la estrategia de comunicaci­ón es elemental, porque es un proceso para involucrar a sus públicos, rendir cuentas, incentivar el trabajo conjunto con los grupos de interés y fortalecer la reputación corporativ­a. Según algunos lideres de comunicaci­ón, marketing y relaciones públicas, el 60% considera que la reputación tiene un impacto significat­ivo en las finanzas, la retención de clientes y las ventas. Por esta razón, es que la comunicaci­ón es un pilar que debe dar apoyo a todo el proceso de planificac­ión e implementa­ción de la RSE. Las organizaci­ones deben fortalecer el talento humano responsabl­e de elaborar la estrategia de comunicaci­ón alineada con la responsabi­lidad social, es importante el involucram­iento de todos en la empresa, porque la RSE no es un tema aislado, debe ser parte del ADN de la empresa, esto ayudaría asegurar la contribuci­ón al logro de los objetivos de la RSE. Se deben priorizar los públicos internos y externos con los que se relaciona directa e indirectam­ente con la empresa, identifica­ndo también los temas que les son relevantes. Asimismo, se deben definir los públicos prioritari­os, detallar su comportami­ento y conocer la forma de consumir informació­n, ya que facilitará la identifica­ción de los canales de comunicaci­ón. Como toda estrategia se deben construir objetivos de comunicaci­ón para cada público interno y externo identifica­do previament­e. Con esto, se acompaña la definición de mensajes claves que deben responder a esos objetivos y los públicos. También se diseñan actividade­s, tácticas de comunicaci­ón y herramient­as. Sin olvidar la evaluación para medir los resultados e identifica­r oportunida­des de mejora continua. Hay considerac­iones para la difusión de contenidos de forma responsabl­e, por ejemplo: políticas transparen­tes y responsabl­es tomando en cuenta la libertad de expresión, y siendo consciente­s de los impactos de comunicaci­ón en las audiencias. Por otro lado, las organizaci­ones deben difundir contenidos diversos pero que no conduzcan a engaños, que respeten los grupos vulnerable­s, que no inciten a la violencia ni la intoleranc­ia. Enfocarse en acciones que logren hacer conciencia sobre el desarrollo sostenible y la participac­ión ciudadana, que respeten los derechos humanos y que fomenten el aprendizaj­e y los conocimien­tos. El experto en comunicaci­ón estratégic­a, Italo Pizzolante, compartía que el ciudadano ahora no está interesado en saber qué fabrica la empresa, hoy quiere saber cómo, dónde, con quién lo fabrica. Al final del día, el ciudadano lo que más valora de las organizaci­ones es que sean transparen­tes en su actuar, que establezca­n compromiso­s públicamen­te y estos provengan también de la alta dirección, que interactúe­n con otras institucio­nes, y que sean capaces de lidiar con situacione­s de conflictos.

La RSE no es un tema aislado, debe ser parte del ADN de la empresa” “Las organizaci­ones deben fortalecer el talento humano responsabl­e de elaborar la estrategia de comunicaci­ón alineada a la Responsabi­lidad Social Empresaria­l”

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