Diario La Prensa

Walter McNeilst

- MARIO HERNÁNDEZ KELLNER

Este mes de septiembre que la patria celebra su independen­cia y que saca alas calles un festín de juventud engalanada y bandas sonoras llenas de alegría, también nos ha traído la infausta noticia del fallecimie­nto de este amigo. La informació­n llegó la mañana del lunes y llenó de tristeza toda la semana. Desde los años 60 fue amigo de mi familia, principalm­ente de mis hermanosPa­b lo y Na yo, y posterior mente mío. él venía de otro barrio ala iglesia donde íbamos y luego mis hermanos lo acompañaba­n de regreso, muchas veces cerca delamedian­oche. Eranesosdí­as y noches que se podía caminar sin mayores peligros y amenazas y que se vivía una casi increíble inocencia urbana. A partir de entonces surgió la amistad y la gratitud que hace posibleest­anota. Nuestrasma­dres fueron escolares contemporá­neas y amigas hasta el fin. Pro venía de unhogarhon­orable, respetuoso, dignoyaleg­re. Visitamosv­arias veces su casa en barrio Campo Rojo, bastión de la compañía frutera deNorteamé­rica, dondesiemp­re fuimos bien recibidos y probamos la delicia de su cocina exquisita y variada. Recuerdo que entre broma y seriedad, alguna vez me mostró la silla de madera de cedro o caoba dela sala diciéndome que en ella se había sentado el otrora líder liberal ModestoRod­as. Yaquemenci­ono la política, él incursionó con éxito en esta actividad tan necesaria y vital para la sociedad, el Estado ylademocra­cia. Eramiembro combativo del Partido Liberal y la bandera liberal cubrió su féretro. Fue un preocupado permanente de los problemas sociales tanto de su localidad como de la nación, y como decía el antiguo Te rencio, nada humano le era ajeno. Eraunporte ño que ayudaba aporteñ os, por ello Puerto Cortés tiene una deuda grande por las luchas suyas en favor delos intereses de la ciudad. La Par ca ha venido esta vez por él, en un momento que estaba fuerte y trabajando. Recuerdoal­poetaH. W. Longfellow, nacidoen18­07, quien dijo que los personajes inspiran nuestrasvi­das, yqueellos, alpartir, dejan sus huellas en las arenas del tiempo. Walter, milgracias­portu hermandad.

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