Diario La Prensa

cuarta tragedia enlaca-5

En una semana se han registrado cuatro accidentes a inmediacio­nes de Zambrano en la carretera CA-5. Ayer, tres mujeres y un hombre murieron al estrellars­e un microbús contra una rastra

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TEGUCIGALP­A. Pasó una fría noche en el Hospital Escuela sin saber que su madre y su abuela murieron. El pequeño de ocho años es uno de los cuatro sobrevivie­ntes del accidente vehicular en el sector de El Durazno, de la carretera CA-5, en el que perdieron la vida cuatro personas al estrellars­e el busito en que viajaban contra un rastra averiada en plena vía. Esta es la cuarta tragedia vial en menos de una semana en la CA-5 entre Zambrano y la capital. Con lágrimas disimulada­s, Wilmer Godoy atiende a su pequeño hijo en una oxidada camilla del hospital. El hombre no ha podido llorar a su esposa, Gavy Melissa Vásquez Medina (de 35), para no levantar sospechas del fallecimie­nto al pequeño. Su prudencia se quebranta al escuchar a su hijo preguntar por su mamá. También quiere saber de su abuelita, Mary Vásquez (de 53). “Perdí a mi esposa y a mi suegra, es un dolor profundo”, murmura el hombre mientras empuja la camilla de su hijo hasta la sala de cuidados intermedio­s del hospital. “Venían de celebrarle el cumpleaños a mi niño. Me duele, me duele mucho, le doy a gracias a Dios porque él está vivo”. Suelta la camilla un momento y habla suave, “no sé cómo decirle, él no lo sabe”. En el accidente también murió el conductor del busito Faustino Ponce (de 44) y una señora de nombre Elia Cristina Hernández (de 69). Wilmer Godoy habla fuerte para que su hijo escuche: “Él está bien, el brazo está quebradito y un golpe en el ojo, pero se va a recuperar”. La caminata continúa hasta llegar a la sala y ahí los espera un doctor que no sabe lo ocurrido: “¿Cómo estás?”, el niño sonriente dice que “bien”. El doctor pregunta por su madre. La sonrisa del menor desaparece, pues no sabe qué responder. Vuelve a ver a su padre, quien como puede disimula una mueca de dolor. Una tía llama al doctor atrás de una cortina para decirle: “La mamá murió y él no lo sabe”. Al volver, el pequeño pregunta al doctor ¿ Y mi mami? Le responden que en el quirófano recuperánd­ose, al igual que su abuelita. El pequeño sabrá hoy la verdad, pues su madre será enterrada junto con su abuela después que los parientes reclamaran ayer los cuerpos en la morgue capitalina.

A minutos. Solo 10 kilómetros para arribar a la capital y 20 minutos para llegar a su casa, en la populosa colonia La Esperanza, bastaban para que la familia Vásquez Medina y los demás ocupantes del busito llegaran a su destino. Después de pasar una semana de regocijo familiar y de diversione­s en Disney World, en Orlando, Florida, Gavy, su hijo Nicky y su madre Mary retornaron al país ayer por la madrugada para seguir con normalidad sus vidas en su tierra. Tras una hora y media de vuelo desde Fort Lauderdale, Miami, aterrizaro­n a la 1:00 am en el aeropuerto Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula. Luego de trámites aeropor-

tuarios y el reclamo de sus equipajes, Gavy y su madre contrataro­n el busito que los traería directo a la capital. Junto con ellos viajaría otra familia, también procedente de Estados Unidos y con destino a Tegucigalp­a, que coincidier­on en el mismo vuelo: Óscar Navarro Discua, su esposa Rosalina Meza y la hija de ambos, Mercy Navarro Meza. Los tres resultaron heridos y se recuperan en el hospital. De doña Elia Cristina se desconoce su procedenci­a, pero habría abordado el bus en el aeropuerto.

Camino. El busito salió cerca dela1:45am. Trashaberr­eco- rrido más de 200 kilómetros después de pasar el valle de Amarateca, Faustino Ponce no logró ver que en plena vía, al lado derecho de la calzada, estaba estacionad­o un trailer. Cuando quiso frenar ya era tarde e impactó violentame­nte contra el pesado automotor, destruyénd­ose toda la parte frontal. El conductor del bus, el pasajero que viajaba en el asiento del copiloto y una de las féminas que viajaba en la parte trasera falleciero­n en el instante, mientras que Gavy Vásquez murió en el Hospital Escuela, horas posterior a su ingreso. El incidente ocurrió cerca de las 4:30 am.

Señales. Según el conductor de la rastra, de quien no se dijo su nombre, “por una falla técnica se paró, de repente se apagó y comenzamos a trabajar en ella, a tratar de encenderla luego de haber puesto señales atrás del vehículo”. Reiteró que “las puse a buena distancia e incluso un compañero estaba haciendo señales con una luz para que redujeran la velocidad y luego en el momento sentimos el impacto atrás de nosotros, eran como las 4:30 de la mañana”. José Estévez, portavoz de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNTV), dijo que “se constató que la rastra tenía una falla mecá- nica, lo que obligó a detener la marcha del vehículo”. “Hay una señaliza ciónporp arte del conductor( de la rastra ), había un cono reflectant­e a 50 metros, lo que a nuestro criterio es un distancia prudente”. El oficial de tránsito aseguró que “se constató que las víctimas no llevaban puesto sus cinturones de seguridad, ni el conductor ni sus pasajeros”. Asimismo, resaltó que el conductor del bu si to“tenía buena visibilida­d, y aquelacurv­aestá a 260 metros antes de donde ocurrió el accidente, oseaque tuvo 260 metros para haber identifica­do ese vehículo (la rastra)”. El conductor de la rastra fue requerido.

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ESCENA. Toda la parte frontal del busito quedó destruida al impactar con la rastra.
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DRAMÁTICO. Las autoridade­s policiales llegaron al lugar del accidente para hacer un informe. Parientes del pequeño lo cuidan en el hospital. Ayer, familiares lloraron al reclamar los cuerpos en la morgue capitalina.

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