Diario La Prensa

Regresó de EUA a hacer su sueño catracho

- Renán Martínez renan@laprensa.hn

Su espíritu aventurero y los aguijonazo­s de la pobreza lo orillaron a emigrar, pero su oportunida­d estaba aquí

Con solo 40 dólares en sus bolsillos y una maleta de ropa, regresó Osman Crisanto de Estados Unidos, en donde hizo de todo por mejorar su situación económica, sin poder lograrlo. Ahora que tiene un próspero negocio de sastrería en San Pedro Sula se da cuenta que la oportunida­d que buscaba en la nación del norte, la tenía en su propio país. Aquí también se casó y tiene tres hijos. Ya tenía conocimien­tos sobre cómo hacer prendas de vestir, cuando a los 16 años emprendió su primer viaje de mojado con la ilusión con la que se van muchos hondureños. Seis años estuvo esa vez en Estados Unidos, gastando en francachel­as lo poco que ganaba. Como ya conocía la ruta de los ilegales, al volver a Honduras se dedicó a trasladar a amigos suyos a Estados Unidos, pero solo llegaba a San Antonio, Texas y se regresaba. Así estuvo yendo y viniendo, pero en una de esas se quedó a trabajar en una empresa de carpinterí­a rústica, haciendo cielos falsos y andamios. Cierta vez que viajaba de polizón, de Laredo a San Antonio, en un vagón que transporta­ba vehículos, fue detectado por los perros -policía y luego fue deportado. “Solo estuve dos meses en Honduras y me volví a ir, llegué a ganar hasta 800 dólares a la semana, pero todo lo gastaba en comprar ropa y zapatos caros porque quería vivir una vida al estilo americano. Ni siquiera me preocupé por conseguir mi residencia”, relató. Una de las razones que lo impulsaron a buscar el llamado sueño americano, es que vivió una infancia de pobreza en el sector de El Playón. “El sueldo que ganaba mi madre como obrera de una fábrica de camisas apenas ajustaba para sostenerno­s a nosotros, que éramos cuatro hermanos. Mi padre se fue para Estados Unidos y no volvimos a saber de él”. Osman contribuía al sostenimie­nto de la familia trabajando como ayudante en un taller de enderezado y pintura cuando no asistía a la escuela. “Me pagaban 12 lempiras a la semana, dos eran para mí y diez para mi mamá”. También aprendió a hacer pantalones y ropa de mujer, pero no creyó que de esto podía vivir, así que mejor decidió irse de mojado. Así como se fue, así regresó a los 28 años de edad, pues se vino de jalón con un amigo que trae carros de los Estados Unidos. “Vine directo a trabajar en la costura, sin la práctica que tenía antes, pero poco a poco me fui adaptando. Estuve trabajando en varias sastrerías hasta que finalmente puse mi propio taller hace cinco años”, manifestó. Confeccion­a en máquinas industrial­es, no solo ropa para caballeros, sino también vestidos para mujer y hace reparacion­es de prendas, con la ayuda de su prima Daysi. Ya no piensa en irse de mojado, sino más bien en ensanchar su negocio fabricando ropa para las grandes tiendas de la ciudad.

En Estados Unidos conoció a su padre, quien murió de leucemia. No lo había visto desde que abandonó el hogar, siendo Osman un niño

 ??  ?? ILEGAL. Vivió en EUA cuando no había tantas trabas
ILEGAL. Vivió en EUA cuando no había tantas trabas
 ??  ?? EMPRENDEDO­R. La Sastrería se llama el taller que instaló en Barrio Guamilito.
EMPRENDEDO­R. La Sastrería se llama el taller que instaló en Barrio Guamilito.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras