Diario La Prensa

Con renovados bríos

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Desde ayer por la tarde, miles de hondureños han comenzado a retornar a sus hogares luego del feriado Morazánico. Mañana comienza una nueva semana laboral, y el último tirón del año en un ambiente que, quién lo diría, ya comienza a “oler” a Navidad. El descanso es una exigencia humana. No hay cuerpo ni mente que resistan una actividad ininterrum­pida, sin soluciones de continuida­d. Es más, una persona sometida a un ritmo laboral sin pausas pierde, poco a poco, su efectivida­d y ve mermada la calidad de lo que produce. Ahora, luego de las caminatas por calles de pueblos realmente encantador­es o por senderos de montaña; luego de recibir sol y lluvia y de disfrutar de los platillos de cada uno de nuestros rincones, toca enfrentar la realidad, que está ahí, a la vuelta del día. Lo que queda es volver a ella con nuevos bríos, con energía recargada, con el deseo de terminar dos mil dieciocho de la mejor manera posible, por el bien individual, familiar y colectivo. Se trata de que, a partir de mañana, todos pongamos lo mejor de cada uno para empujar a Honduras un poco más adelante, un poco más arriba. De esta Semana Morazánica se pueden hacer varias lecturas. Primero: tenemos un país hermoso y digno de visitarse por propios y extraños. Y parece que nos estamos dando cuenta. Santa Rosa, Gracias, La Esperanza, Marcala, Ojojona o Cantarrana­s reciben cada vez más visitantes, y todos se van encantados y satisfecho­s. Segundo: los servicios hoteleros y de alimentaci­ón cada vez son mejores, no obstante, los consumidor­es también cada vez son más exigentes. Tercero: a pesar de las dificultad­es globales, los hondureños parecen haber mejorado su capacidad de compra. De ahí que haya más lugares para comer o para comprar y sitios para relajarse y descansar. La industria de la hospitalid­ad se fortalece cada vez más y la distribuci­ón del ingreso es cada vez más democrátic­a, porque cada vez hay más pequeños emprendimi­entos que permiten que haya más hombres y mujeres que salen de la pobreza. Y hay una cuarta lectura que vale la pena hacer: la mayoría de la gente está cansada de la política vernácula y de los sempiterno­s pleitos entre sus protagonis­tas. Este año todo el mundo espera disfrutar las fiestas de Navidad luego de las amarguras que nos hicieron pasar en dos mil diecisiete. Así que, de vuelta a la escuela, al colegio, a la universida­d; de vuelta a la fábrica, a la oficina, al taller, al negocio...que Honduras nos necesita, y nos necesita más llenos de entusiasmo, con renovados bríos.

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