CARTASALADiRECCión
Educando al sistema
Un teórico en una ocasión dijo: “Tenemos escuelas del siglo XIX, docentes del XX y alumnos del XXI”, a propósito de la frase añadiría y tenemos un estatuto del docente del siglo XVIII, y no estoy alejada de la verdad. ¿Cierto? La escuela de mi infancia contaba con un pizarrón, tizas, las que a escondidas mis compañeritos sacaban de la diminuta caja que mi estimada profesora guardaba en la gaveta del escritorio, el cual estaba en la esquina derecha del salón de clases, ellos pícaramente esperaban que la profesora saliera unos instantes, para correr a abrir la gaveta y sacar las tizas. Todos reían, sin embargo, yo moría de nervios. En ese entonces eran los gloriosos tiempos de la compañías bananeras, machangay y esas cosas. Desde ese tiempo escuchaba a la profesora de mi grado entrar en acaloradas discusiones con otros profesores sobre el salario y los reglamentos y las escasas plazas que otorgaba el Gobierno, mi oído infantil escuchaba las quejas de estos recordados educadores sobre el escaso aporte e interés por parte del que estaba sentado en la silla presidencial en cuanto a la educación. Hoy recorro mi amada y nunca olvidada escuela y tiene la misma pintura, los mismos salones de clase, solo que deteriorados, así como está el sistema educativo de mi querido país. Lanzo un grito, lanzo un gemido por no decir que quiero mandar a lo más profundo del hades a los que siguen sentándose en la silla presidencial y no aportan más que solo corrupción al país. Mi pregunta es: ¿hasta cuándo los padres de nuestra sagrada y sufrida patria optarán por la educación?, ¿hasta cuándo dejarán de pensar en armas, cárceles, ventas del territorio y otros vicios?